Por Luis Mena Pantoja
Zurdísimo y todas las pasiones en tiempo extra es un libro escrito por Arturo y Edmundo Santamaría Gómez, que con una narración ágil, sencilla y apasionada, recuerda las andanzas de este par de hermanos en los campos populares de fútbol en Iztacalco.
“En la Avenida Chapultepec, a la altura de la Zona Rosa, mi hermano Mau buscaba un vetusto edificio de dos pisos de fachada afrancesada, como es típica de ese barrio. Ahí estaba la Liga Menor de Fútbol. Lo encontró cuando vio a varios señores que entraban y salían de él. Ingresó sin saber exactamente a quién dirigirse. Preguntó por los directivos del Club América, pero un joven varón le recomendó a otra persona: un hombre de piel intensamente bronceada por el sol, delgado, correoso, y de estatura mediana. Era el entrenador, directivo y patrocinador del Internacional, el equipo que más amé en mi vida futbolera. Nunca me imaginé que ese apasionado del fútbol, que mi hermano conoció por pura casualidad, fuera tan importante en mi vida. Él reencauzaría mi carácter tan sólo diciéndome cómo pelear en la cancha por una pelota de fútbol. Ese hombre se llamaba Leopoldo Ensástiga, pero todos le decían, y yo también, Don Polo”, relata el texto.
En la presentación de este libro, los autores destacaron que además de su carácter autobiográfico representa un homenaje a Leopoldo Ensástiga García, cariñosamente llamado Don Polo, un hombre apasionado del fútbol con quien ambos hermanos reconocen una gran deuda y al que buscan rendir un homenaje literario.
“Yo tengo una gran deuda con Don Polo. El fútbol fue para mí un pilar en mi formación como persona. Si tuviera una persona fuera de mi familia que hubiese influido en mi, aún más que mis maestros, fue Don Polo, porque no tan solo fue en el equipo que él creó, el Internacional, donde pude desatar todos mis deseos contenidos de jugar en una cancha y pude desplegarme como jugaba en la calle con mucha alegría, sino que también fue encauzando mi carácter, dándole vigor, fuerza y seguridad”, admitió Arturo Santamaría.
Al reflexionar sobre la función del fútbol como integrador social, el escritor y sociólogo recordó que en 1974 viajó a Estados Unidos, para radicar en las ciudades de Phoenix y Nueva York, y que uno de los principales elementos de identidad que encontró con la comunidad mexicana avecindada en este país fueron los juegos de fútbol.
“La primera forma de organización de los mexicanos, allá y en muchas otras ciudades, en aquel entonces y todavía hoy en día, eran los equipos de fútbol. Los más veteranos empezaban a educar a los recién llegados -casi todos indocumentados- de cómo se vive en Estados Unidos, cuáles son los pasos legales que hay que dar o dónde se puede conseguir mejor trabajo. El fútbol era un vehículo de organización muy poderoso”, comentó.
Una parte medular de este libro es una emotiva carta escrita por Edmundo Santamaría. “Querido Don Polo, confío en que usted esté bien, se que está, se que vive, igualito que viven todos esos que fueron grandes personas, donde la memoria late, donde cada pum pum es un bello recuerdo. El motivo de mi carta es uno: agradecerle, lo que hizo por mis hermanos, por muchos otros niños y por mí, bien sabe que fue importante y que fue mucho, pero como usted siempre fue altruista y sencillo, nunca dijo nada, ni esperó algo distinto a simplemente ver las sonrisotas de los chavos al patear la pelota. De aquella primera vez que yo le vi a usted ya pasaron 54 años, y las imágenes las tengo algo borrosas, pero creo verlo con boina y suéter bajo un saco color obscuro. Tiene las credenciales de sus jugadores en la mano y un balón café, de esos gruesos y pesados. Da órdenes, organiza y recibe a todos. Pone en mis manos una playera de rayas azules y blancas, y ahí inicia mi deliciosa vida futbolera, con usted y su equipo, el Internacional, ahí en el campo 63 de la Ciudad Deportiva. Don Polo, usted sabe que es una linda imagen en mi memoria. Usted me visita a cada rato, lo veo cuando rueda un balón entre niños y sus papás les gritan instrucciones; cuando me llega el perfume del cuero y es el mismo de mis zapatos de fútbol que metía en mi maleta blanca los viernes por la noche; cuando recuerdo el autobús Sonora-Peñón o el Jamaica, que son los que me llevaban desde mi casa hasta el lugar en que usted nos citaba. Cuando alguien habla de generosidad, entrega, disciplina y pasión, entonces lo recuerdo”.
“El libro me agradó bastante. Mínimo tengo tres grandes coincidencias: Don Polo, que es mi padre y es protagonista, la pasión por el fútbol y la Izquierda en términos de ideología política”, afirmó Erasto Ensástiga Santiago al moderar la presentación del libro.
“Quien jugó fútbol en la infancia, o practicó cualquier otro deporte, seguramente tuvo la influencia y hoy el recuerdo de un entrenador o director técnico, que lo apasionó para ir a jugar o competir. Tengo claro que hay muchos Don Polo, no solamente en el fútbol, gente que dedicó su vida a una actividad deportiva, no por una remuneración económica, sino por formar buenos deportistas”, concluyó.