TOMÁS ROJAS MADRID
CIUDAD JUÁREZ, CHIH.- El mundo se estremeció con las imágenes del infierno que enmarcó la muerte de 38 migrantes detenidos en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración aquí en la frontera por intentar vender artesanías en las calles de esta ciudad para obtener dinero y comprar alimentos en tanto les autorizaban su ingreso a los Estados Unidos.
Ese fue su delito y su antesala a la muerte: vender en la vía pública para comprar comida para sus familias. Así se las gasta la autoridad mexicana; la policía, otra vez, no se midió en su crueldad y encerró a más de cien migrantes centroamericanos sin pensar en las consecuencias.
Lo peor vino cuando los centroamericanos detenidos se enteran que van a deportarlos e intentan llamar la atención de las autoridades mexicanas para detener la orden de deportación.
Hombres y mujeres detenidos mientras sus familias los esperaban con el dinero que salieron a buscar sin saber que la muerte rondaba cerca,
Nueve y media de la noche del lunes 27 de Marzo. Los detenidos amontonan colchonetas y les prenden fuego en un intento de llamar la atención y ser liberados para evitar su extradición.
El fuego y el humo comienza a invadir las celdas; los policías comisionados en la vigilancia de los detenidos intentan, pero se arrepienten y no abren los candados. Los detenidos quedan envueltos por el humo y el fuego.
El saldo es por el momento de 38 muertos; los cuerpos son sacados uno a uno para ser colocados en el exterior de las instalaciones del Instituto Nacional de Migración ubicadas a unos metros del Río Bravo.
Los demás afectados, algunos con quemaduras, la mayoría intoxicados por la prolongada inhalación de humo, son llevados a hospitales de esta ciudad.
Desde Palacio Nacional se da a conocer que los mismos centroamericanos le prendieron fuego a las colchonetas; la encargada de la seguridad federal agrega que el caso no va a quedar impune.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) pide una investigación a fondo y una solución pronta para los migrantes apostados en el lindero entre México y los Estados Unidos.
El problema crece como bola de nieve pues el flujo de migrantes es interminable y hay miles de personas en la frontera sur en espera de autorización para avanzar precisamente hacia allá, donde ocurrió esta tragedia.