Son siete décadas las que nos separan este momento del que reconoció el derecho a la mujer para votar: Diputada Marcela Guerra Castillo

Por: Arturo Paz, reportero de Nuevo México Plural/Cámara de Diputados

En Discurso emitido durante la conmemoración de los 70 años del voto de las mujeres en México 1953-2023, del sufragio a la paridad en acción, llevada a cabo en el Complejo Cultural Los Pinos, la Diputada Marcela Guerra Castillo, Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, agradeció a la doctora Nadine, por invitación para compartir con todas las mujeres en plural.

A 70 años del voto de las mujeres en México: Del sufragio a la paridad.

Son siete décadas las que nos separan este momento del que reconoció el derecho a la mujer para votar.

Una lucha que encontró un primer esbozo en la propuesta realizada por Hermila Galindo Acosta a los Constituyentes de Querétaro, para plasmar en la Carta Magna de 1917 lo que hizo 30 años después: el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres.

La propuesta hecha por la entonces secretaria de Venustiano Carranza, como sabemos, no fue atendida; la negación concedió que había mujeres con grandes cualidades, pero que, como clase, no eran partícipes de tales asuntos, debido a su preferente ocupación hogareña.

Posteriormente, en los comicios de 1918 Hermila Galindo presentó su candidatura a diputada federal por el V distrito del Distrito Federal, donde fue derrotada en condiciones claramente inequitativas. Y ese momento histórico dejó muy claro el desafío de las disposiciones y prácticas electorales a las que la mujer tendría que enfrentarse.

Así, entre 1917 y 1953 el reconocimiento al sufragio de la mujer venía gestándose con fuerza en las entrañas de la República, en donde las entidades federativas, sí, tuvieron un papel fundamental en la consolidación de este derecho; por ejemplo, desde 1917, en Guanajuato, se contemplaba el derecho de votar de la mujer, bajo ciertos requisitos.

En 1922, en Yucatán, se permitió la participación de las mujeres otorgándole a las mujeres el derecho a votar y ser votadas a nivel municipal y estatal.

Sinaloa reconoció a las mujeres la ciudadanía en 1922. En Tabasco se permitió a la mujer el derecho de votar y ser votada a nivel municipal en 1925. Para 1936, Puebla también reconoció la ciudadanía a las mujeres, al igual que Chihuahua y Durango en 1939.

Estas referencias son obligadas para conmemorar este día toda vez que la reforma constitucional de 1953, que garantizó el derecho de voto de las mujeres en nuestro país, tuvo tras de sí una historia de acciones continuas, propuestas y luchas e iniciativas de mujeres talentosas y organizaciones feministas que pugnaron por garantizar ese derecho.

Es indiscutible que, con esta reforma constitucional, la mujer irrumpió en la vida política del país marcando un nuevo punto de partida en la lucha por la equidad y la igualdad sustantiva entre las mujeres y los hombres.

Sin embargo, tuvieron que pasar 40 años tras haber conquistado el derecho de votar de la mujer para avanzar en la construcción de un nuevo sistema político paritario.

Así, el siguiente paso fue la lucha que comenzó al interior de los partidos políticos, y que en 1993 se logró materializar en una reforma a la ley electoral que hacía un llamado a los partidos para promover en sus estatutos internos la participación de las candidaturas de, al menos, el 30 por ciento de mujeres, las famosas cuotas en donde muchas de las aquí presentes luchamos al interior de nuestros institutos políticos para que nos dejaran participar.

Tres años después, esta disposición se volvió obligatoria. Para el 2008 la cuota de género aumentó al 40 por ciento y, recordemos que también ahí meter una cláusula en una de las leyes para decir: si no se respeta el 40 por ciento los partidos políticos pueden perder su registro. Y ahí, bueno, entonces sí, se dio a poder respetar esta cuota.

Y para el 2014 se incorporó en la Constitución el principio de paridad, aumentando al 50 por ciento la paridad constitucional, de la cual ahora todas somos partícipes y que celebramos y aplaudimos en todo momento.

Y que también nos tocó participar a muchas de las aquí presentes, desde cualquier trinchera estaban al pie del cañón, estábamos al pie del cañón las mujeres.

Para el año 2019 ampliamos el principio de paridad de género para que fuese aplicable en todos los niveles y órdenes de gobierno, los tres órdenes de gobierno, lo que llamamos, y ya se dijo hace rato, la paridad total, paridad en todo.

El resultado de estas reformas hoy se puede ver materializado en la presencia política de la mujer en espacios de representación política y en las estructuras del Estado mexicano.

Sin embargo, esta conmemoración nos hace un llamado para reflexionar al respecto de lo que estamos construyendo desde cada una de nuestras trincheras, pues el empoderamiento de la mujer no sólo se trata de cargos, sino se trata también de acciones.

Y les quiero decir que esta parte positiva que tiene que ver con el aspecto cuantitativo de la presencia política de la mujer en espacios de representación política en los gobiernos es inocultable y alentadora, ese protagonismo y desplante libre de todas las mujeres en la política y en los distintos campos de la actividad humana.

Sin embargo, sí podemos decir que estamos orgullosas de lo que estamos dando, estos pasos enormes, y avanzar en estas reformas para tipificar, como ya se dijo, la violencia; sin embargo, la cara crítica se encuentra en la violencia, se encuentra en los feminicidios, en el asesinato de candidatas, en la intimidación de las mujeres a las que estamos sujetas muchas veces y en los riesgos que recorren las candidatas cuando van caminando por las calles y pueden ser insultadas por cualquiera.

Y la persistencia de una cultura misógina, especialmente en algunas comunidades y regiones. No quiero decir que en todo el país, pero sigue habiendo esas barreras.

Falta mucho por hacer, compañeras, existen aún muchas barreras que deben de ser derribadas. La violencia no puede permanecer en nuestras vidas, no puede permanecer tampoco en la República.

Necesitamos hacer y construir políticas públicas con perspectiva de género, seguir y seguir en la lucha. La construcción de un sistema de cuidados, garantizar espacios seguros e igualitarios en la vida pública son los temas que nos exigen continuar avanzando en esta lucha.

No demos un paso atrás, pues el México que buscamos lo estamos consolidando juntas, hoy, en la presencia de todas ustedes, de cada una de ustedes y las que hoy nos comparten, o que no están aquí, pero que también pueden hacerlo desde sus lugares.

Hablar de la transversalidad de la igualdad, y concluyo con esto, la transversalidad de la igualdad significa: las mujeres empoderadas siempre, las mujeres empoderadas en todo lugar.