Se desinfla Xóchitl

Octavio Campos Ortiz

Como dijera el clásico, “odio decirles te lo dije, pero…”. En este espacio advertimos que el gran reto de Xóchitl Gálvez era trascender al efecto mediático en que la convirtió el inquilino de Palacio Nacional y que le permitió pasar de una natural candidata al Gobierno de la CDMX a una posible sucesora en la Presidencia de la República y desplazar el proyecto populista de la 4T. Sin embargo, así como el mandatario – involuntariamente y por un error de estrategia-, la catapultó a la grande, también vaticinó que se desinflaría por los yerros del frente opositor.

Aquí comentamos que Xóchitl debería trascender el efecto de la xochiltmanía, comportarse como  verdadera política y aprovechar los espacios para hacer propuestas de gobierno,  más allá de la figura fresca que representaba para la clase media y dejar de lado las groserías como estilo de su personalidad, ya que no a todos los fifís les parece correcto. Pero, los políticos de antaño, los oportunistas aliancistas la dejaron sola, sin asesores -es más, varios de los propuestos rechazaron la invitación, como Germán Martínez o María Amparo Casar-, ni se preocuparon por fortalecer una candidatura rumbo al 2024. Xóchitl resultó un tigre con pies de barro. El fenómeno de comunicación en que se había convertido fue efímero y aquella mujer que crecía ante las críticas y publicidad negra que le auspiciaban desde el ex palacio virreinal, se desplomó al hacerse público el plagio en su informe de licenciatura; a diferencia de la usurpadora convertida en ministra de la Corte, a la hidalguense si le hizo mella la denuncia y ahí perdió la brújula, ya no tuvo cartuchos para enfrenta a la candidata oficialista, incluso dejó plantados a los empresarios en León, Guanajuato por andar en bici en la CDMX.

Como dijera el cronista deportivo, el “Perro” Bermúdez, era suya y la dejó ir. Lástima, en los ambiciosos políticos pudieron más los intereses personales o de grupo, las cuotas de poder -todavía no tenían la vaca y ya la estaban ordeñando-, que garantizar el voto ciudadano con la presentación de una candidata arropada por un atractivo plan sexenal de gobierno que desbancara el uso clientelar de los programas asistenciales, que reactivara la economía para generar más empleo, que atrajera la inversión, que garantizara crecimiento, desarrollo y bienestar social con seguridad y que cambiara la imagen del México violento. La demagogia y verborrea de la ex jefa de Gobierno atrae, por el momento, más a los sufragantes, sobre todo en las clases populares que se tendrán que resignar a su destino manifiesto de vivir con los paliativos a su miseria.