Por Nidia Sánchez
La realidad en nuestro país para los pequeños productores de café, que somos 550 mil, es decir, el 90 por ciento, hemos sido un pequeño frente para las grandes compañías que están como únicas industrializadoras. ¿Cómo competimos con una transnacional?. Es como un embudo, un oligopolio que controla.
Cirio Ruiz González, presidente del Consejo Regional del Café de Coatepec, se expresa así del tema. Es ejidatario de Chavarrillo, Emiliano Zapata, cerca de Xalapa (Veracruz), pequeño productor en una finca que se transformó a limonar debido a las plagas que han acechado a los cultivos.
Analista y observador, franco en su palabra, expone que desde la desaparición del Instituto Mexicano del Café (Inmecafé) se inició de manera agresiva la participación del estado, se dijo que era la libre competencia.
México no figura en la producción del café a nivel mundial, entre los mayores productores está Brasil con 60 millones de sacos, México apenas llega a 3.59 millones de sacos, y la mayoría de café mexicano se exporta a Estados Unidos.
El gobierno ha dado mucha importancia al café Robusta o canephora, especie originaria de África. En el mundo hay tres especies importantes. En México se produce generalmente la especie arábica. Somos 550 mil familias que cultivamos el café, se estima que la mayoría pertenecen a pueblos originarios asentados en Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Guerrero. Cultivamos café no convencional al que se le ha tratado como genérico, intentando degradarlo, queriendo decir que no se produce café excelso.
El tema de fondo es el café Robusta, los fuertes intereses y quién se queda con el mercado mexicano. De los 3.59 millones de sacos que se estima que se va a producir en este ciclo, el consumo per cápita es de 1.6 kilos por habitante, esto significa que el consumo es de 3 millones de sacos de los 3.59 o 4 millones que se dice que se produce, y alcanzaría para que se consuma en nuestro país el café mexicano que se exporta a precio muy alto, en tanto que dos millones de sacos del aromático se importan.
Costa Rica es un país que no deja entrar café de menor calidad al que producen allá, en el caso de México sí lo permite, no se controla.
En la aduana se recibe el café que se importa para la Nestlé. El 85 por ciento del café que se importa entra por el puerto de Veracruz y se distribuye al país. No hay una ley que obligue a la calidad de la especie Robusta.
El café mexicano es biodiverso, y no genérico, a pesar de que nos dicen país emergente. Los suaves colombianos son café lavado que tienen un proceso de despulpe y lavado.
Nestlé se ha encargado de decir que lo cortan revuelto, en un intento de desprestigio y con la intención de pagarles menos. Un café revuelto se notaría en lo verde y seco, flotaría, pero no es cierto.
Recién en noviembre se llevó a cabo la Cumbre Latinoamericana del Café en Veracruz, que es un gran negocio. Se quieren quedar con el mercado mexicano. Ellos en laboratorios pueden crear los efectos de sabores, le dan el color con pintura, azúcar, que son muy dañinos, y le agregan más cafeína.
Nestlé tiene el mercado de alimentos a nivel mundial, pero en México es el peor caso internacional, controlando la alimentación, porque el estado permite la adulteración, la ley lo permite. No se les puede sancionar porque sus mezclas no están fuera de la ley.
En el mercado del café ocupamos de referente a la Bolsa de Nueva York, ellos especulan, es un juego de apuestas, ganan con datos manipulados, son poderosos en el manejo de la información, tenemos que andar escudriñando los precios internacionales del café.
Están contaminando la alimentación con la tecnología aplicada al café Robusta, querían echar andar una planta de Nestlé en la zona del puerto de Veracruz. Sabemos que en el camino Conejos-Totutla tienen una plantación de la especie Robusta propiedad de empresarios ligados a la Nestlé.
El café se cultiva de los 600 a los 1500 metros sobre el nivel del mar, y en Veracruz quieren sembrar a menos de 800 metros del nivel del mar en condiciones de sol y con agroquímicos, es un atentado a la ecología, se intenta desplazar a las culturas originarias.
Tenemos que andarnos defendiendo hasta del estado. Los pequeños productores reciben apoyos en partes. La gente tiene que organizarse que los apoyos sean directos a los productores, pero no nos debemos quedar ahí.
Hay gente que está pagando bien los precios. Existe riqueza en la biodiversidad frente a estas compañías que sin razón han bajado el precio. Desde los pueblos debemos estar informados de la cotización. Está creciendo el número de pequeños productores informados.
Que los productores presionen a las compañías y paguen un precio justo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió en el tiempo de su campaña a cambio de los votos de los pequeños productores de café de nuestro país, durante una reunión que se llevó a cabo en Cuetzalan, Puebla, a revisar las políticas públicas, el consumo de café, y en el caso de la Coordinara Nacional de Organizaciones Cafetaleras, examinar las importaciones, la calidad del café e impulsar un esquema justo para el café mexicano.
En la actualidad lo más importante es la política pública, está bien diseñada, pero no favorece a los productores de café.
El tema de la calidad del café tiene que transformarse porque no solo depende del grano, la altura, el tamaño, se trata de desarrollo sustentable.
Quisiera ser campesino, afirma Cirio, quien estudió sociología, de ahí su interés por el comportamiento de la sociedad. Amante de la tierra que es generosa, afirma que se puede vivir si respetamos el equilibrio ecológico.
No hay orden del estado en el café. Presentamos una propuesta de ley para el café en Oaxaca a través de la senadora Susana Harp, porque debe de haber un decreto en favor de los productores de café, una institución que atienda el tema.
Cirio, aguerrido defensor de los pequeños productores de café, hizo un llamado a que revisen la información en la Comisión de seguimiento de los precios del café en Veracruz, que es un referente incluso para otros estados, finalizó nuestro entrevistado.