Octavio Campos Ortiz
El senador zacatecano Ricardo Monreal tuvo una semana pesada, pero le dejó dividendos en su labor parlamentaria y en sus aspiraciones presidencialistas, aunque tuvo un desgaste personal impresionante. Primero enfrentó el embate del gabinete de seguridad y de su propio partido, quienes se negaron a asistir a la plenaria de los legisladores guindas y tuvo que remar contracorriente para imponer a su cachorro en la presidencia del Senado, en contra de los deseos de ysq, de que fuera Higinio Martínez, y luego se concentró en controlar la rebelión en la granja del bloque opositor, quien quería fuera el propio Monreal el líder de la mesa directiva. Requirió tres rondas de votaciones el nombramiento de Alejandro Armenta, gente muy cercana al oriundo de Plateros.
Mientras en la Cámara de Diputados todo era miel sobre hojuelas y las “corcholatas” utilizaban San Lázaro como pasarela rumbo al 2024 y acariciaban la posibilidad al grito de “presidente, presidente” o “presidenta, presidenta” y se daba de manera aterciopelada la designación del panista Santiago Creel al frente de la presidencia de la Cámara Baja, en el recinto de Reforma e Insurgentes sucedía todo lo contrario. Por cierto, con las designaciones de quienes dirigirán los trabajos del Congreso de la Unión, será interesante ver el comportamiento del inquilino de Palacio Nacional en los eventos públicos del Ejecutivo y el Legislativo, donde estará flanqueado por un opositor y un monrealista. ¿Los llamará a su despacho para analizar la agenda parlamentaria?
De regreso al tema, fue notoria la estrategia de desgaste y desprecio con la que pretendieron reprochar o descalificar al ex gobernador por sus “insolentes” declaraciones que contravienen los caprichos presidenciales, violatorios de la propia Constitución Política. Desde el periodo legislativo pasado, el zacatecano rompió lanzas contra la 4T, cuando se opuso a la aprobación, a raja tabla, de la Ley Energética enviada desde Palacio Nacional para que no se le quitara ni una coma. Ahí cayó en desgracia el doctor en Derecho y se le cerraron las puertas de la Presidencia, ello le valió dejar de ser el interlocutor válido entre los poderes; el representante popular ya no quiso recibir órdenes para convencer a sus pares de sacar adelante cuanta iniciativa recibían. El Congreso se había convertido en una oficialía de partes.
El comportamiento autónomo del doctor Monreal también truncó sus deseos de aspirar legítimamente a la candidatura morenista a la Presidencia en el 2024. Aunque hay que reconocer que nunca tuvo grandes posibilidades, ya que los quereres del tabasqueño están con la jefa de Gobierno o con el habitante del Palacio de Covián. Sin embargo, el zacatecano no pierde las esperanzas y aunque remota sus posibilidades, todavía muestra lealtad a su partido y espera los tiempos de la nominación. No descartemos la idea de que se postule por otro partido como Movimiento Ciudadano, la alianza opositora o el camino independiente, aunque esta última opción es la menos triunfadora. Mientras se dan las condiciones, ante el agravio que sufrió con la ausencia de quienes debieron presentarse con los senadores morenistas para explicar las iniciativas que tendrán que defender en tribuna, con gran dignidad fijó su postura de hacer respetar el recinto legislativo, como lo hizo en su momento Belisario Domínguez. Monreal dijo que a él no se le da la abyección y que no se arrodilla ante nadie porque es un hombre libre, y pidió a sus pares actuar con pudor constitucional; también precisó que el Senado no es una extensión del Ejecutivo, sino un poder autónomo, equilibrador y de control y no comparsa ni apéndice de Palacio Nacional. Mientras llega el tiempo de las definiciones, el legislador juega a ser héroe o villano.