El Buque de Investigación Pesquera y Oceanográfica “Dr. Jorge Carranza Fraser”, del Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca), equipado con tecnología avanzada, fue una de las plataformas tecnológicas empleadas para llevar a cabo la investigación durante los dos últimos años.
En el noreste de México se aprovechan 12 especies de pelágicos menores y entre ellas se encuentran las sardinas (monterrey, crinuda, japonesa y piña), macarela, bocona, anchoveta norteña y charrito, resaltó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
México y Estados Unidos llevaron a cabo trabajos de investigación para determinar la biomasa de la población de pelágicos menores -una de las pesquerías más importantes porque a menudo ocupa el primer lugar por sus volúmenes de captura-, lo que permitirá generar conocimiento encaminado a generar políticas de manejo sustentable de esta especie en ambos países.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural resaltó que el Buque de Investigación Pesquera y Oceanográfica “Dr. Jorge Carranza Fraser”, uno de los más modernos del mundo y equipado con la más alta tecnología, navegó cerca de 140 días para obtener la distribución y la abundancia de las diferentes especies de esas poblaciones marinas en la costa occidental de la península de Baja California y el Golfo de California.
Los estudios se realizaron en conjunto con el buque “Reuben Lasker”, de la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera (NOAA, por sus siglas en inglés). Este barco estuvo al menos 160 días en aguas de Canadá, Estados Unidos y la región norte de Baja California, México, indicó.
La dependencia expuso que especialistas de México y Estados Unidos, a través del Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca) y de la División de Recursos Pesqueros del Centro de Ciencias Pesqueras del Suroeste de la NOAA, concluyeron las investigaciones que iniciaron en 2021 y dieron continuidad en 2022.
Ahora, analizan los datos recolectados sobre los stocks de pelágicos menores, sus presas, alimento y características bióticas y abióticas del medio ambiente, destacó.
Estamos trabajando en el análisis sobre la distribución de las especies de interés en un área determinada. Esto nos permitirá generar información que podría ser un complemento para los programas de manejo regionales del Inapesca, como definir cuotas de captura y otras políticas de manejo, explicó el experto del Inapesca, Juan Roberto Vallarta Zárate.
En el noroeste del territorio mexicano, que abarca los litorales frente a los estados de Nayarit, Sinaloa, Sonora, Baja California y Baja California Sur, la pesquería se sustenta de 12 especies de pelágicos menores y entre ellas se encuentran las sardinas (monterrey, crinuda, japonesa y piña), macarela, bocona, anchoveta norteña y charrito.
El experto explicó que los pelágicos menores son peces marinos que habitan en aguas medias o cerca de la superficie, tienen un ciclo de vida corto, forman grandes cardúmenes, tienen una distribución cosmopolita y se caracterizan por desovar en múltiples ocasiones en un ciclo anual.
Estos peces, dijo, juegan un papel importante en el ecosistema marino porque se alimentan de plancton y son a su vez alimento de un sinnúmero de especies de peces, moluscos, aves y mamíferos marinos.
Sin embargo, indicó Vallarta Zárate, son altamente sensibles a la variabilidad ambiental, por ejemplo, ante fenómenos climáticos como El Niño.
Destacó que los pelágicos menores ocupan frecuentemente la primera posición en términos de volumen desembarcado, al alcanzar entre 400 mil y 700 mil toneladas anuales en el noroeste de nuestro país.
De ese total, dijo, aproximadamente el 85 por ciento es empleado para la elaboración de harina y aceite de pescado y el 15 por ciento es destinado a productos enlatados para el consumo nacional y la exportación.
Su valor nutrimental es importante porque tiene un alto contenido de antioxidantes como Omega 3 y 6, proteínas, vitaminas y calcio, que son fundamentales para el ser humano, subrayó el especialista de la Dirección de Investigación Pesquera en el Atlántico, que encabeza Isaac Rojas González.
Análisis de Biomasa
Durante las investigaciones se empleó el método de evaluación acústica (Simmonds y MacLennan, 2005) para generar análisis mediante algoritmos que discriminan o clasifican la energía (ecos) de los pelágicos menores respecto a otros grupos biológicos.
Al detectar alguna señal acústica de interés en el ecograma (monitor para visualizar imágenes) el área de tecnología de capturas se encargó de obtener muestras biológicas para determinar taxonómicamente las especies que emitieron un eco al pasar por debajo del barco.
Con la información acústica y biológica se desarrollaron análisis para estimar la biomasa (y el error asociado) de una especie en un área determinada. Las evaluaciones de biomasa son una herramienta de manejo fundamental, pues dan la oportunidad de preservar el buen estado de salud de las poblaciones de estas especies que son sujetas a explotación, manifestó.
“Ahora es necesario complementar los resultados generados por el buque “Jorge Carranza Fraser”, ya que sus grandes dimensiones no le permiten realizar actividades de investigación en la zona costera, donde habitan de manera común los pelágicos menores” enfatizó Vallarta Zárate.
Adelantó que entre los primeros hallazgos se identificó a las especies anchoveta norteña y sardina monterrey como las de mayor volumen en el norte de Baja California. Ambas especies son clave en el ecosistema marino y son también muy importantes para el sector pesquero que las aprovecha.
En 2021 se estimó la biomasa de las principales especies de peces pelágicos menores, como la sardina crinuda (681 mil toneladas), anchoveta norteña (534 mil toneladas), sardina monterrey (80 mil toneladas), macarela (339 mil toneladas) y charrito (37 mil toneladas) en el Golfo de California.
En los estudios científicos impulsados en el laboratorio de acústica también participan las ingenieras Emma Pérez Flores y Leslie Altamirano López y el geógrafo Mario Vásquez Ortiz, quienes son parte de la Dirección de Investigación Pesquera en el Atlántico del Inapesca.
También, resultó fundamental la colaboración interinstitucional de especialistas de los centros de Investigación Científica de Yucatán (CICY), el Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), Unidad Sinaloa y el Interdisciplinario de Ciencias Marinas (CICIMAR) del Instituto Politécnico Nacional y las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma de Sinaloa (UAS) de Mazatlán, entre otros, para impulsar diversas líneas de conocimiento con el fin de coadyuvar en los estudios de recursos pesqueros.