Por: Victor Sánchez
Hemos llegado a la conclusión de que, adicciones y trastornos mentales suelen ir de la mano: millones de personas padecen estos trastornos y sin embargo, sólo una minoría recibe el apoyo adecuado.
Ahora bien, mejorar la atención a las adicciones en los adolescentes debe ser un objetivo prioritario de prevención como de tratamiento de los trastornos de salud mental.
Podemos decir, que estos tres términos que a continuación señalamos: Diagnóstico dual, morbilidad asociada, trastornos concomitantes, se utilizan a menudo para indicar que dos condiciones o patologías coexisten en la misma persona, por ejemplo un trastorno mental y un trastorno por consumo de sustancias.
Además vemos que muchas personas que sufren una adicción también tienen un problema de salud mental subyacente. Aunque una de estas condiciones pueden exacerbar los síntomas de la otra, no hay pruebas de que una esté necesariamente causada por la otra.
Existen factores que pueden explicar la coexistencia de trastornos por consumo de sustancias y otros trastornos mentales. Algunos factores de riesgo pueden contribuir tanto a los trastornos por consumo de sustancias como a trastornos mentales.
Así también, los factores ambientales, como el estrés o los traumas, pueden provocar cambios genéticos que se transmiten de generación en generación, lo que podría contribuir a la aparición de un trastorno mental o por consumo de sustancias.
Las personas que padecen un trastorno mental como depresión, ansiedad o trastornos de estrés postraumático son más propensas a consumir alcohol u otras drogas para aliviar sus síntomas. Sin embargo, aunque estas sustancias pueden ayudar temporalmente, con el tiempo sólo empeoraron las cosas.
Es por eso, que, el consumo de sustancias y los trastornos por consumo de sustancias pueden contribuir al desarrollo de otros trastornos mentales. Por lo tanto, el consumo de sustancias puede desencadenar cambios en la estructura y el funcionamiento del cerebro que hacen a las personas más propensas a desarrollar un trastorno mental.
Por lo hasta aquí expuesto, retomamos el dato, dado a conocer en el Senado de la República, que en México, existen 15 millones de personas que han sido diagnosticadas con algún tipo de enfermedad mental; sin embargo, solamente el 20 por ciento de ellas recibe atención profesional y la mayoría no tiene apoyo de la comunidad.
También se dio a conocer que la pandemia, ocasionada por el virus SARS-CoV-2, causó un alza de 25 por ciento a nivel mundial en el número de personas con afectaciones negativas a su salud mental, sobre todo, en la prevalencia de la ansiedad y la depresión.
Asimismo se señaló que, durante décadas la salud mental se encontró fuera del discurso público, se estigmatizó el término y a las personas con discapacidad psicosocial, con problemas de salud mental o desórdenes emocionales, violando así su derecho humano a la salud.
Mencionaron que el bienestar psíquico de una persona está influenciado por una combinación de factores biológicos, psicológicos y socio ambientales, por lo que es necesario abordar la salud mental desde una perspectiva comprensiva y multifacética, considerar tanto las predisposiciones internas de las personas como las influencias externas.
De tal suerte, se mencionó que, es fundamental crear Centros Comunitarios de Salud Mental para el Bienestar no sólo para que las personas con problemas mentales reciban apoyo profesional multidisciplinario, sino que también se diagnostique a tiempo o se prevenga cualquier problema mental o emocional.
Agregando que existe el objetivo de que, en cada entidad federativa existan hospitales generales, así como clínicas de los tres niveles de atención que cuenten con Centros Comunitarios de Salud Mental.
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