Los Cadaveres en el Ropero / Un poco más de Cartier y Jumex

Por Estrella de la Rosa

Pues todavía con la emoción de la visita a la Expo “El diseño de Cartier”, un legado vivo, en el Museo Jumex, mis tres lectores compartieron la alteración que me causó dicha visita, de la que no me canso de invitarlos.

Hicieron época los cocodrilos de “La Doña”, que me parecen más caimanes, por sus perfiles más estilizados, pero ahí se los dejo a su opinión. Piezas de unos 30 cm, ambos elaborados en platino, oro blanco y amarillo, los ojos son cabuchones en esmeralda y rubíes. 

Uno es verde, predominan las esmeraldas y el otro dominado por diamantes amarillos. 

María Félix los encargó a la joyería en 1975, para lo cual llevó a un cocodrilito bebé, lo puso en el mostrador y pidió que le hicieran dos iguales, especificó los materiales. 

Les pidió que se apuraran a hacerlos, porque crecen. Era cábula mi Doña Doña. 

Las piezas no son sólidas, son huecas, poseen cierta movilidad, lo que permite que sean usados como broches, gargantillas, juntos o por separado. 

No hay información disponible sobre la cantidad de piedras en cada reptil, calculo que unas 600 y se cree que su valor es de unos 400 millones de pesos, calculado no por las piezas en sí y su exclusiva hechura, sino por la leyenda que evocan. 

Ya en 1968 la actriz había encargado le hicieran un Collar Serpiente, también expuesto, elaborado en platino, oro blanco y amarillo, es una pieza flexible compuesta con 2473 diamantes de diversos tamaños, algunos rubíes, diamantes y esmeraldas, mide unos 35 cm, también de extraordinaria belleza, piezas míticas y pertenecientes a la Colección Cartier radicada en París. 

Otra de las piezas que me arrebataron fue un broche llamado Pirámide en oro blanco y platino, de 1935 con una gran cantidad de diamantes engastados. Pieza de gran influencia maya, El Castillo en Chichén Itzá Yucatán, que por ser gran admiradora de esta cultura, me encantó. 

No puedo extenderme en los temas porque sólo dispongo de una cuartilla semanal, efectivamente uno de los tres seguidores me ha señalado que salto como chapulín en comal de Chapultepec entre los puntos del tema, pero no me es posible hacer descripciones largas y detalladas, mejor me dedico a entretenerme con lo que les cuento. 

Aprovecho para solicitar que me sugieran temas para desarrollarlos en este breve espacio en que no está, todavía no sé si volverá, nadie sabe al día siguiente lo que hará, rompe todos mis esquemas… ¿Dónde he escuchado esto? Los diseños fueron hechos por artistas, una de ellas Jeanne Toussaint, la más reconocida. 

Ahí aparecen los planos y las ideas, eso me lo enseñó mi maestro Don Chemita Velasco, mi amigo Sebastián y mi admirado Jorge Marín, desarrollos geométricos espléndidos, también proyectos en yeso para hacer piezas en cera, llevarlos a la fundición y hasta los nombres que llevarán cada una de las delicadas y exquisitas piezas. 

La historia del piloto Santos Dumont a principios del siglo pasado y su amistad con Louis Cartier hizo posible el desarrollo del reloj de pulso en 1912, hoy muy común para todos, para entonces el piloto brasileño comenta con el joyero la posibilidad de un reloj asido al pulso, pues manejar un avión de entonces no era fácil, aquellas máquinas vibraban, motores poderosos y ensordecedores, con un frío maldito, que olían a gasolina, aceite y montón de humo, quienes hemos subido a un Cessna moderno, nos podemos dar una ligera idea de lo terrible que era volar. 

A la falta de radares, sus cálculos, para llegar a su destino dependía de planos, velocidad y tiempo, por lo que requerían de una molleja confiable y no en un Mickey Mouse marca Génova como el mío, que les permitiera calcular con exactitud su llegada. Recordemos a la piloto Amelia Earhart, entre muchos que se perdieron por el detalle ese. 

Entonces la Maison Cartier, (ya escribo en francés), le construye el primer reloj de pulso y le denomina Santos, que hasta la fecha se distingue por su robustez, líneas rectas y claras, con sus ocho tornillos al frente y en ese entonces con una corona gigantesca para darle cuerda y manipularlo. Otra de las piezas icónicas que han llegado a nuestros días es el delicado reloj Cartier modelo Tank, creo que todos tuvimos uno, que nos aseguraron que era original y ahí a mi pobre amigo el Farinelli, le facturan un original chino a precio de original francés. Nos pusimos a chillar juntos y ya no me lo quiso vender a 10 pesos, en una sola exhibición. Mal amigo. 

Por cierto, en la naturaleza sólo existe el oro amarillo 24K, pero para efectos de vendimia los joyeros alearon diversos metales y hoy conocemos el Oro oaxaqueño, tailandés, peruano, viejo, rojo, rosa, blanco, azul, verde, negro, existe también el oro de los tontos y el loro, el perico y el cotorro.  

Si me lo demandan, platicamos de todo ello pa´ la próxima entrega.  Felices minivacaciones. 

Bebamos agua. ¿Agua?, seré lavabo. ¡Agua¡