Los Cadáveres en el Ropero / Coyolxauhqui: El astro, la diosa, el hallazgo

Por Estrella de la Rosa

Para conmemorar los 45 años del descubrimiento de esta gran escultura azteca, el INAH se luce con esta exposición que se inauguró el 21 de febrero de 2023. 

Pues, ahí vamos el día 22 a visitar el Museo el Templo Mayor, siempre de primer orden, donde se destaca la visita de muchos turistas extranjeros. 

Todo muy organizado y limpio, los policías muy amables dispuestos a guiarte por todo el laberinto que conforma el evento, que estará abierto hasta el 4 de junio, en los horarios habituales: M a D, de 9 a 17 horas. 

Muy emocionada, recomiendo vayan y se tomen su tiempo, ya que las 10 salas son muy interesantes. 

Para entender este asunto se trata de la lucha de la luz contra la oscuridad de la noche, que según los aztecas se desarrolla con el nacimiento de Huitzilopochtli, el Sol, después de que su hermana Coyolxauhqui se enoja con Coatlicue, su mamá, por haberse embarazado, por lo que llama a sus hermanos, conocidos como los 400 sureños para matarla, llegan al cerro de Coatepec donde vive, pero Huitzilopochtli que todavía se encuentra en el vientre de su madre, nace poco antes del ataque de sus hermanos, ataviado como guerrero (eso me parece muy creativo), lo primero que hace es arrojar a la chismosa e intrigosa de Coyolxauhqui desde el alto del cerro, que es el Templo Mayor y cae desmembrada, su cabeza la arroja al cielo, a la oscuridad, representada por la luna, luego mata a algunos de los sureños y otros huyen. 

Con la leyenda, entiendes lo que da pie a la construcción del Templo Mayor, de ahí la importancia del hallazgo de la escultura de ocho toneladas. 

Cuando llegan los españoles a Tenochtitlan se horrorizan de lo que ven, pues desde lo alto del templo principal, sacerdotes altamente especializados le sacan el corazón de un tajo, con unos cuchillos de pedernal con ojos, que podemos ver en el recorrido, a los guerreros aprehendidos, levantan el corazón todavía latiendo, arrojan los cadáveres por las escalinatas para que se desmiembren, para recrear lo ocurrido y así venerar al dios Huitzilopochtli o colibrí zurdo, (qué hermoso nombre), me imagino el templo ensangrentado, mientras abajo la gente esperaba los cuerpos de los guerreros para comérselos, pues creían que la fuerza y el valor de los sacrificados se les trasmitiría. 

Eso no lo inventé, lo dicen las crónicas de Bernal Díaz del Castillo y la interesantísima información de los investigadores del proyecto, encabezado por el Arqueólogo Eduardo Matus Moctezuma que fue el primero en meter mano en 1978 y muchos otros doctos en la materia. 

Pues alrededor de todo esto hallaron miles de objetos que se ofrendaron al panteón azteca, aparece Mayahuel, Diosa del pulque, quien era celosamente cuidada por su abuela, pues poseía una pócima blancuzca que tenía el don de darle felicidad a los hombres. 

Se me antojó un curado de fresa ahí en “Las duelistas”, en Aranda 28, a la temperatura correcta.

Me acordé de Alberto mi hijo que le encantaba echarse un litro, nada más, del apetitoso S.A. o séase un Sublime de Apio, aaah…, ¡salú!.

Pues, qué decir de la Estrella principal, y no soy yo, sino de Coyolxauhqui, y lo que tuvo qué suceder después de que trabajadores de Luz y Fuerza del Centro, la hallan hermosamente desmembrada, me refiero al trabajo artístico, ollas con la cara de Huitzilopochtli, no se diga del Tzompantli muy de moda, que son paneles en donde colgaban los cráneos de los guerreros sacrificados, unos collares exquisitamente bellos, me enamoré de los trabajos en oro, en especial de un cráneo minúsculo y pendientes hermosamente elaborados, que nos dan una idea del grado de avance y educación que alcanzaron estas culturas: olmecas, mayas, teotihuacanos, aztecas, etc. a lo largo de todo el país, reconocer que somos parte del honroso legado de estas civilizaciones, la herencia europea es sólo parte de la conformación de nuestra patria. 

La curaduría de la exposición es de lo mejor que he visto, mis felicitaciones al INAH y a todos los que hicieron posible conmemorar los 45 años del hallazgo de Coyolxauhqui o la de los pendientes en las mejillas. 

Por favor, no dejen pasar esta oportunidad de presenciar lo mejor de nuestra cultura. 

Luego nos fuimos a comer al restaurante “El Mayor”, arriba de la librería Porrúa, pecho de ternera y un salmón para exhibirlo ¡ufff!, valen una lana, pero creo que lo valgo, en la terraza donde disfrutarán de la vista al Templo Mayor, Zócalo, 

La Catedral, bello, bello. 

Después de comer, lo triste fue regresar a la realidad. 

“En tanto exista el mundo, permanecerá la fama y la gloria de México-Tenochtitlan” y ya sabes, toma agua!… y un tlachicotón.