Los Cadáveres en el Ropero

“Malgré Tout”

Por Estrella de la Rosa

Hace unos días me di la oportunidad de visitar, por enésima ocasión, el Museo Nacional de Arte (MUNAL), que se encuentra en la calle de Tacuba 8, a una cuadra del Palacio de Bellas Artes, con el propósito de obtener unas fotografías de la obra de José María Velasco, en especial esas vistas únicas del Valle de México, de la extensión del lago del Valle de México y de la naciente Ciudad de México, del que luego escribiré, sólo por orden de aparición.

Por lo que, al entrar, llenó mi vista la “Malgré Tout”, hermosa, extraordinariamente bella escultura femenina en mármol blanco, hecha por el gran escultor hidrocálido Jesús Contreras Chávez, que alguna vez hizo las delicias de los visitantes en “La Alameda Central”.

Sin embargo, la serie escultural ahí expuesta se hizo blanco de mentes ofuscadas con tendencias de dibujantes eróticos frustrados y mancharon tales piezas, todavía se pueden ver los estragos de lo ocurrido. 

Hace unos 30 años fueron sustituidas por unas copias en bronce, que no dejan de ser hermosas, pero con esa pátina oscura que desarrolla el bronce y luego que dejaron crecer arbustos alrededor de ellas, hay que buscarlas para verlas, como que ya no se disfrutan, ojalá y a alguien se les ocurra darles mayor importancia, pero bueno.

Desde niña admiré las misteriosas esculturas desnudas, en poses que me inhibían, nadie sabía explicarme, íbamos ahí con frecuencia porque cerca de ahí unas tías tenían un restaurant y mi mamá nos llevaba de visita, era obligado ir a La Alameda, como chamacos inquietos, junto a mis hermanos, pues corríamos y nos aventábamos agua de las fuentes que ahí permanecen.

Pasados los años, pensé que el escultor era europeo, por el nombrecito muy francés que quiere decir “A pesar de todo”., que tiene su historia. 

Pero ahí no paró el asunto, sino que hace años fuimos a pasear en familia con mi Tío Alberto Castillo, a quien extraño diariamente, a la bellísima ciudad de Aguascalientes y sus alrededores, que luego les platicaré. 

En la caminata obligada por el centro de la ciudad, entramos a un museo, no recuerdo ni hallo cuál, la sorpresa fue mayúscula al encontrar la misma escultura ¡que miraba de niña en la Alameda! Resulta que fue hecha por el escultor Hidrocálido Jesús F. Contreras Chávez, ahí nace la investigación. Nacido en el año de 1861, realiza la obra a los 33 años. 

“La Malgré Tout” desató una leyenda desde su misma creación, con toda esa magia que la envuelve al estar inspirada en la escultura griega y neoclásica y en “La Danaide”, obra parecida, esculpida por el mismísimo Auguste Rodin, autor de El Beso, El Pensador, La Puerta del Infierno que espero traspasar, de estas dos últimas se hallan copias en el Museo Soumaya, de la que también hablaremos. 

Durante la producción de la obra, Jesús F. Contreras desarrolla un cáncer en el brazo derecho y lo pierde, pero en su obsesión artística, hace su máxima obra sólo con el brazo izquierdo, de hí el nombre, ¡vaya que era necio! 

La sensual escultura fue blanco de la hipocresía social, con fuertes críticas sin hacer reparos de su extraordinaria belleza, lo que el autor responde que el mérito de la obra es que él la hizo con la mano siniestra. 

Se sabe que los artistas desarrollan sus obras en suave polvo de terracota, para luego ser esculpidas en mármol por un grupo de artistas, no necesariamente por el autor. 

Tal fue su éxito que ganó El Gran Premio en la Exposición Universal de París en 1900 y Don Porfirio Díaz le otorgó una pensión vitalicia por considerarlo como un inválido del arte. ¡Vaya qué emoción que esta escultura haya ganado esos premios! Pues no sólo eso, sino que Manuel M. Ponce le compuso una pieza para piano tocada sólo con la mano izquierda a la que llamó “Malgré Tout”, necesito escuchar esa pieza de la que no sabía que existía, no para ahí el asunto, sino que el mismísimo Amado Nervo, le escribe: …” símbolo conmovedor de su orgullosa manquera… Esa figura es Contreras; Contreras que Malgré Tout podrá colgar mañana, si lo place, del muñón de su brazo mutilado la medalla de honor”.

La emoción pasó y de pretender ponerla en una rotonda o plaza, la olvidaron en La Alameda cerca del Hemiciclo a Juárez, hasta su sustitución. 

Hoy la pieza original, ¡qué emoción tan turbadora!, se encuentra y engalana la entrada de este bellísimo museo. ojalá y la visiten. Y ya saben, tomen agua!