*** Homenaje a la Dinastía Valdés
Estrella de la Rosa
Pues he tenido la fortuna de conocer a Marcos Valdés, no de ahora sino desde que era una niña y él un joven con ganas de triunfar siempre en este difícil negocio, pero hace unos pocos años, de contar con la amistad indeleble de mi amado Marquitos.
Me llamó, siempre con esa actitud alegre, positiva y su agradable comentario sobre mi persona que me hace el día siempre que me llama: -Estrellita, eres el “Orgullo de México”-.
Me invitó a su magna presentación del “Homenaje a la Dinastía Valdés” en el Casino Life.
Invité a mi familia, por lo menos a los que se dejaron, abandonamos la fiesta en la que estábamos y de ahí al casino, estábamos haciendo bola para poder ingresar al show, al fin cumplen su labor de seguridad y eso se agradece.
Estaba lleno el changarro, no nos equivocamos, ¡qué barbaridad de presentación hizo Marcos Valdés!.
Calentaron el escenario parejas que bailaban unos danzonasos de envidia, como para situarnos en la atmósfera de los 50s.
Entra Marcos para traer a la vida a nuestro siempre querido Germán Valdés “Tin Tán”, digo eso porque miraba en vivo y a todo color al Pachuco Mayor en escena, rememorar esas canciones que siempre hemos oído del gran actor cómico y que todos los ahí reunidos pudimos cantar: “Bonita” del gran Alcaraz, “Los Agachados”, no pude contener las lágrimas al escuchar a Tin Tán a través del Oso Baloo, porque tuve la fortuna de verla en el Cine Majestic, (es el momento de que suelten a los coyotes: ¡Oouuuuuuuu! (Han pasado algunos ayeres.), y cantar esa estrofa que me caracteriza: -Busca lo más vital, no más lo que has de precisar, no más, nunca del trabajo hay que abusar… -, estarán de acuerdo conmigo.
Como siempre magnánimo con sus amigos, que nos presenta a todos: Raquel Bigorra con su gran simpatía, la bellísima Carmen Campuzano, Fernando Schwartz que nos deleitó con una crónica futbolística a viva voz, el Mago Frank sin Blas, Vicky López, América Ramírez, Ricardo Herrera como su carnal Marcelo, las bellas bailarinas Yari Piña y La China, sus primos Oscar, Manuel y Armando Valdés, tipazos, los Pachucos bailarines sustraídos de las mismas entrañas del barrio de Tepito, la orquesta magnífica de Omar Alcántara y por supuesto a su servidora, quien además me regaló el privilegio de participar con una rola de “La Sonora Santanera”. ¡Muchas gracias por permitirme ser parte de esa noche única!
Otro de los momentos mágicos es cuando bailan la coreografía del mambo de Pérez Prado en la película de su tío “Ay amor cómo me has puesto”, lo que da cuenta de la estatura artística que ha alcanzado Marcos Valdés, actor, imitador, cantante, cómico, bailarín, con ese carisma que ha atesorado al ser parte de esa inolvidable Dinastía Valdés, todo un fantástico showman que nos trajo esas rutinas clásicas renovadas con su carnal Marcelo al hacer mención del chismarajo de Piqué y la Chaquira, con esa picardía blanca, respetuosa, emotiva y graciosa.
Por supuesto, no podía faltar la presencia de su padre e inolvidable Don Manuel “El Loco” Valdés, inicia con la canción del “Médico Brujo” y sus rutinas cómicas que disfrutamos por años en la tele y sus películas.
No está por demás decir que nadie como Marcos para traer a la vida a su papá, igualito, sino que lo estamos viendo como en su mejor momento, con la gracia y locura que siempre lo caracterizaron e hicieron infaltable en nuestras vidas.
Le hizo un hueco en la presentación para recordar, con su gran voz y talento a su hermano Christian Castro, definido como un gran cantante y presencia. Definitivamente Marcos Valdés es como esos buenos vinos, entre más añejos son mejores. Toda la gente que ahí estuvimos nos pasamos una noche deliciosa, cantamos, recordamos, aplaudimos y hasta lloramos recordando a Tin Tán, El Loco, El Ratón y a Ron Damón en la voz y figura del admirable Marcos Valdés. Digamos salud y una larga vida a nuestro querido artista.