Las experiencias adversas en la infancia, como haber sufrido malos tratos, son problemas que aquejan en la salud mental y caer a temprana edad en adicciones

Por: Victor Sánchez

Las experiencias adversas en la infancia, como haber sufrido malos tratos y abandono o crecer con graves formas de disfunción familiar, sin duda son problemas que aquejan en la salud mental y adicciones a nivel internacional por su impacto en la salud general tanto en niñas y niños y adultos. Las experiencias adversas en la infancia alteran la fisiología del cuerpo y el desarrollo humano aumentando el riesgo de problemas de salud mental y caer a temprana edad en las adicciones, tanto directa como indirectamente.

En México contamos con información limitada respecto a la prevalencia y al impacto en la salud de las experiencias adversas en la infancia y existe aún menos evidencia del efecto mediador de las experiencias positivas en la infancia y en qué nivel pudieran fungir como factores de protección, tanto en la experiencia de vida y el impacto a la salud de un individuo adulto, como en niñas y niños.

Situación que muchas veces lleva a que un individuo, al contar con una independencia de poder elegir la forma de mitigar trastornos o patologías cerebrales crónicas, caen en las adicciones  no importando edad y estrato social, debido a los trastornos mentales por condiciones familiares sufridas.

De allí, que las alteraciones cerebrales asociadas al consumo de sustancias se producen en las mismas zonas del cerebro afectadas por la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y el trastorno bipolar.

Por lo tanto, al no recibir ninguna orientación desde, una primera aproximación a la prevalencia de las experiencias adversas en la infancia de niñas y niños de 3 a 5 años en México puede proporcionar información fundamental para establecer un diagnóstico situacional que permita el desarrollo de una búsqueda de mejorar el bienestar integral de la población.

De tal suerte que, al llegar a la adolescencia se caracteriza con mayor frecuencia por un periodo de integración en el grupo de pares, y un distanciamiento de la familia. También es una fase de curiosidad, de toma de riesgos y de desafío. Es durante este periodo que muchas personas se inician en el uso de sustancias psicoactivas lícitas o ilícitas, como el alcohol, el tabaco o el cannabis.

Las y los adolescentes son más propensos a asumir riesgos y a actuar impulsivamente. Estos comportamientos, aunque comunes, pueden influir en el riesgo de adicciones y otros trastornos mentales.

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