Lluvia decembrina en tiempos de SARS-CoV-2
Por Nidia Sánchez
Aquella tarde ella salió para humedecer el alma. Los goterones caían ruidosos en la lámina de asbesto. La lluvia arreció por algunos minutos y mientras daba vueltas de una habitación a otra para acariciar las gotas por la ventana, como si cambiaran su anatomía, en ese trajín, al pie del ventanal más grande, se había convertido en llovizna fina de diciembre.
En la sala había quedado media bolsa con palomitas acarameladas, y un café aún tibio. Corrió a la computadora para comenzar a escribir.
El cielo crujía mientras los árboles de más de veinte y treinta metros enraizados frente a las ventanas, danzaban orientados por el viento.
En cuanto pudo corrió para abrir un ventanal y la puerta corrediza de la cocina, así los acostumbrados vapores hallarían salida y el lugar permanecería fresco.
Al mediodía ella hizo contacto con amigos. Antes, en una breve charla con una doctora, le había informado de la situación del SARS-CoV-2, en Xalapa, se resumía en que todos los hospitales están llenos, y está habilitado el velódromo para pacientes en recuperación. El semáforo en verde para Veracruz instalado del 4 al 20 de diciembre, parece una utopía, escuché decir a poetas.
El personal de enfermería, doctores y de intendencia, habían comenzado a enfermar meses atrás. Para atender la contingencia eran cada vez una plantilla más reducida, aunado a la muerte de parientes directos y la situación no es distinta ahora que estamos en la antesala de que termine el año; es afortunado que en los últimos días los que han enfermado por trabajar en hospitales, están en tratamiento y recuperación. El semáforo en Veracruz es rojo, escuchó afirmar a médicos que viven a diario la realidad del virus.
En la CDMX, los casos por contagios siguen llegando a los nosocomios, vuelven al repunte, en parte, porque las personas salieron a realizar sus compras del “Buen Fin” y porque hay una emoción efervescente por los regalos de Navidad y fin de año, en las calles hay un apogeo vertiginoso, que parece imparable.
Hubo días en que ella intencionalmente hizo a un lado los periódicos y las noticias en televisión, aunque las redes sociales también mostraban en primer plano toda la información referente al virus, y el gobierno parece haber quedado rebasado a pesar de que implementó hace meses una campaña informativa fuerte casa por casa.
Los días pasan como tienen que ser. El café se enfrió. La lluvia fue el mejor regalo antes del primer ecplise que marca el calendario con el último mes que despide el año, mientras nos encontramos en una cuenta regresiva para recibir las primeras dosis de la vacuna en nuestro país.