Los derechos de la mujer en los grupos indígenas
Por Nidia Sánchez
Es tiempo de reivindicar a la mujer indígena, visibilizar su trabajo diario y la violencia que todavía existe en Veracruz, como seguramente en cualquier otro lugar de nuestro país, expresa Perla Liliana Olivares, gestora en proyectos culturales, quien conoce de cerca la vida de las mujeres artesanas y ha trabajado con ellas.
Interesada en la vida rural, Perla ha recorrido Veracruz e identifica las artesanías creadas en cada zona de los 175 municipios reconocidos como productores de arte pupular.
Interesada en la figura femenina, sabe que la violencia está presente de muchas formas, como el hecho de que la mujer indígena trabaje, logre ingresos, y las propiedades que ella adquiere se las adjudican los hombres, anulando el derecho de poseer un patrimonio a su nombre por el hecho de ser mujer.
Parece que el trabajo de la mujer no se nota ante la figura masculina en la vida que transcurre en el campo, en su mayoría, los hombres que son padres continúan con viejas costumbres arraigadas por conveniencia utilizando a sus hijas para obtener ganado, tierras o hasta una gallina, como si la mujer tuviera que sacrificarse en nombre de la familia, ante la pobreza, entregándolas a los 14 o 15 años para incorporarlas al trabajo, vivir en pareja o casarlas con hombres adultos.
Existen casos en el anonimato de niñas y jovencitas que sufren violaciones durante largo tiempo por parte del padre u otra figura familiar masculina y se mantiene como secreto de familia, siendo obligadas a callar, sintiéndose avergonzadas y ultrajadas.
Antes, la mayoría de mujeres de diversas generaciones adultas no lograban darse cuenta de la violencia a la que habían sido sometidas, como si se tratara de un destino al que no pudieran rechazar o enfrentarse. Actualmente, algunas mujeres son conscientes de que éstas son formas de violencia, y aunque lo reconocen, les resulta difícil revelarse contra todo lo que implica.
Con formación en derechos humanos, gestión cultural, temas de género, maestrías y cursos que han incrementado su interés por incidir en grupos de mujeres en el ámbito rural, Perla se ha dedicado por cuenta propia a dar parte de su tiempo impartiendo charlas a distancia con estas mujeres para empoderarlas, que conozcan sus derechos y que se sientan con la capacidad de echar andar proyectos, cumplir metas, y romper con barreras para el crecimiento personal.
Comprometida con el sector de mujeres artesanas, observa con agrado que el legado de la creatividad en el arte popular puede ser tomado por los hijos y nietos cuando se les involucra desde temprana edad haciéndoles sentir que es parte de su identidad.
Hijos y nietos que logran una carrera profesional se inclinan por las artes, y es así como continúa en la línea familiar la preservación del arte aportando ideas versátiles, contemporáneas, considerándose guardianes de la cultura.
Si bien la economía mundial pasa por estragos, en este sector no es la excepción, y algunas personas dedicadas a la elaboración y comercio de arte popular, también han tenido que tomar decisiones para lograr ingresos, saliendo de sus lugares de origen para colocarse en trabajos donde hay un pago seguro, semanal o quincenalmente.
En tanto que la realidad de otras mujeres en el ámbito comunitario es quedarse en casa, donde la violencia se vive a diario, y trabajan jornadas largas, sin ser reconocidas.
Las siete regiones turísticas de Veracruz destacan por su belleza, cultura y gastronomía, asegura categóricamente y con orgullo nuestra entrevistada.
Uno de los objetivos de Perla, quien trabaja en la Secretaría de Tursimo y Cultura en el estado de Veracruz –actualmente como administrativa especializada-, es impulsar a la mujer indígena en el arte, destacar que están vigentes y que su trabajo se note.
Piensa que cada uno es responsable de su propio desarrollo, es solo que necesitamos enlazarnos, compartir lo que sabemos y los resultados pueden ser más rápidos.
Las comunidades indígenas están abiertas al desarrollo, crecimiento y progreso.
Perla Liliana, quien es mujer de decisiones firmes y generosa con las familias que viven en comunidades, artesanos, afirma que en estos tiempos las mujeres tenemos que decir cuáles son nuestros logros, no podemos seguir callando o permanecer en el anonimato.
Apoya de todas las formas posibles a la mujer, a veces solo con escuchar, y en otras como guía para indicarles el camino cuando quieren hacer contacto con instituciones.
Todas las mujeres debemos saber que hay mejores formas de vida, y que cada una debe ser generosa consigo misma, sin ser sometidas, ejerciendo la autoprotección y ayudarnos unas a otras.