¿Hijos adictos a las drogas… padres culpables?

Mtro. José Manuel Castrejón Vacio

Psicoterapeuta

Jcastrejonv@gmail.com

En el mundo actual la sociedad  vive en un contexto complejo de cambios vertiginosos que pueden generar incertidumbre particularmente entre los jóvenes, quienes están expuestos a algunas prácticas de riesgo. En este sentido, generalmente los padres de familia presentan dificultades para enfrentar estas dinámicas con sus hijos, además pueden sentirse impactados e incapaces de responder en forma eficaz cuando éstos manifiestan, por ejemplo trastornos emocionales, intento de suicidio, consumo de drogas, accidentes,  violencia,  embarazos no deseados, entre otros problemas.

En este contexto, los padres de familia que enfrentan el hecho de que alguno de sus hijos consume drogas, se traduce en una experiencia preocupante y dolorosa; porque sufren ante la probable destrucción paulatina de su ser querido y la cancelación de los sueños, cuando los trajeron a este mundo.

Cuando los padres descubren que alguno de sus hijos está consumiendo drogas, experimentan una serie de sentimientos encontrados, que van desde el dolor, la angustia, la culpa, la vergüenza, etc., y frecuentemente se preguntan si ellos son los culpables de lo que le sucede a su hijo o hija.

Por ello, es fundamental considerar, que hoy en día, todas las familias son vulnerables  a tener  en casa problemas relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, y otros problemas psicosociales, con todo lo que esto implica.

Cabe señalar que los diferentes grados de tensión que experimentan los jóvenes en el mundo actual, se expresan en estados de ánimo variables y emociones negativas, como el aburrimiento, la depresión, o la ansiedad; por lo que algunos de ellos (uno de cada tres, de acuerdo a datos estadísticos) recurren al consumo de sustancias psicoactivas, como una forma de evadir o aliviar esos, o a veces, para desafiar las reglas de la familia.

Es común que estos jóvenes se integren a grupos juveniles, pandillas, o sean captados por grupos de delincuentes, en donde la pertenencia a las mismas implica la convivencia bajos los efectos de las drogas. Hoy en día cuando los jóvenes carecen de información adecuada, tienen a ser influidos por compañeros, que los inducen al consumo, para ello se magnifican los efectos de la intoxicación y se banalizan los negativos y riesgos que tienen las drogas.

Las familias tienen la responsabilidad de asumir adecuadamente el papel de formadores y guía de sus hijos; sin embargo, las exigencias laborales, la necesidad de que ambos padres trabajen, la falta de comunicación y el escaso tiempo para estas labores, hacen difícil cumplir con estos propósitos, en estos casos los padres cometen el error de compensar estas ausencias, proporcionándoles los bienes materiales que les piden, asumiendo más el papel más de amigos, que el que les corresponde de formadores.

El hecho de darse cuenta del consumo de drogas en alguno de los hijos o hijas, las emociones y sentimientos que provoca, la falta de preparación para enfrentar estos hechos puede ser causante de un deterioro en las relaciones familiares y hasta la ruptura de la relación entre los padres, o de estos con sus hijos.

Es frecuente escuchar lo siguiente:

¡Tu tienes la culpa por haberlo(a) sobreprotegido!

¡Tu eres responsable por el mal ejemplo que le has dado!

¡Mira el daño que nos haces cuando consumes drogas, después de todo lo que hemos hecho por ti!

¡Me arrepiento de haberte traído al mundo!

¡Yo no les pedí que me trajeran!

Llegado este punto de nada servirá repartir culpas y aunque el que consume drogas lo hace de manera voluntaria, tiende a culpar a los demás de sus problemas, a veces con formas de manipulación y de chantaje.

Cuando se presentan estos problemas es necesario un adecuado manejo de las situaciones, es necesario el abordaje de las emociones de enojo y culpa, de otro manera el problema se complicará, por ello a continuación presentamos una serie de recomendaciones para el manejo de esta situaciones:

  • Culpar al otro NO ayuda a aceptar nuestra parte de responsabilidad para apoyar al adicto, ya que esperamos que sea el otro el que actué.
  • Culpar al cónyuge hace que justifiquemos los errores del hijo o hija.
  • No facilita la comunicación positiva, que permita que se ayude al paciente.
  • Limita la posibilidad de trabajar en equipo y encontrar soluciones adecuadas.
  • Propicia un ambiente familiar más tenso.
  • Fomenta una actitud que no permite analizarnos a nosotros mismos,

y de ésta forma, evitar nuestro propio proceso de aprendizaje.

  • Limita la posibilidad de que los padres puedan intervenir adecuadamente para apoyar la recuperación de su hijo o hija.
  • Culpar a la pareja de los errores del paciente, significa enseñarle al paciente a culpar siempre a otras personas de sus errores.
  • Culpar a la pareja o a un miembro de la familia, refuerza la idea de que el problema no se soluciona, debido al comportamiento de otros.

Por lo tanto:

  • No busque culpables dentro, ni fuera de la familia. No sirve de nada.
  • No se victimice ni culpabilice, por el contrario muéstrese capaz y decidido a enfrentar el problema.
  • Busque ayuda urgente.
  • Fomente el dialogo con su pareja.
  • Recuerde que las dificultades entre la pareja (ej: separación de los padres, mala dinámica de pareja, etc), no debe interferir en el tratamiento del paciente.

Para ello es necesario ponerse de acuerdo respecto a lo que queremos trabajar como pareja.

Recuerde que un problema de consumo de sustancias en casa, es una alerta de que algo no está funcionando bien en la familia, también será una oportunidad para prender a ser mejores. Pero es necesario buscar ayuda. Si es el caso te recomiendo buscar ayuda en el 01 800 911 2000 la puedes encontrar.

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