Por: Arturo Paz, reportero de Nuevo México Plural/Cámara de Senadores
En el Senado de la República se realizó el Segundo Congreso Internacional en Evaluación de Impacto Legislativo, donde expertos nacionales e internacionales analizaron y evaluaron los desafíos que enfrentan los y las representantes populares para que su trabajo sea eficiente y efectivo.
Durante la inauguración del encuentro, la presidenta de la Mesa Directiva, Ana Lilia Rivera Rivera, afirmó que las y los ciudadanos demandan que las y los legisladores realicen mejor su trabajo, que sean más honestos y se acerquen a la gente.
Hay quienes piensan que “los senadores sólo acudimos a la gente cuando necesitamos el voto y que, una vez que llegamos a los espacios de representación, no regresamos con ellos”, expresó.
Reconoció que entre los desafíos que enfrentan el Senado y la Cámara de Diputados, en este último tramo de la Legislatura, están el impacto del clima electoral y “la desbocada carga de pendientes que aún no han sido procesados y para las que ya el tiempo es apremiante”.
Mencionó que si bien hay acuerdos continuos entre la Cámara de Diputados y Senadores, para priorizar los asuntos que se habrán de abordar en la última fase, el volumen de temas que probablemente quedarán pendientes serán muchos.
En este sentido, atribuyó “la hiperinflación legislativa” a la pluralidad política en las Cámaras, porque trajo consigo una mayor participación de las y los legisladores, a través de la presentación de iniciativas que muestran posturas distintas y enriquecedoras a las promovidas por el gobierno en turno.
“No obstante, ese aspecto positivo ha tenido como contrapartida que más de las veces el desbocado número de propuestas no hacen sino sumar un mundo normativamente más complicado; dado que hoy un número inusual de proyectos de iniciativas que atienden a criterios inmediatistas, coyunturales y mediáticos, muchas veces en función de aspectos políticos y de requerimientos de momento”.
La senadora agregó que “el carácter motorizado del Poder Legislativo” provoca un aumento desmedido de iniciativas que, por su lógica inmediatez, suele afectar la calidad de los proyectos, ya sea porque contiene moderadas o serias deficiencias en el planteamiento del problema y en el diagnóstico para la atención de la situación a legislar.
Ya sea porque se alienta la presentación de iniciativas sobre problemáticas no esenciales o urgentes y sin un diagnóstico adecuado ni con suficiente técnica legislativa, o porque dan pie a la focalización en problemas transitorios de índole social, político o económico, que se superan antes de su resolución en comisiones, sobre todo en el caso de las proposiciones con punto de acuerdo.
Por su parte, el presidente del Instituto Belisario Domínguez, Manuel Añorve Baños, coincidió que debido a que el trabajo legislativo incide directamente en la vida de las personas y en la situación del país, debe hacerse de manera responsable.
“Prácticamente todo lo que aprobamos como legislativo, tiene consecuencias, pero lo cierto es que muchas veces no reparamos en ellas. Suele pasar que legisladores presentan iniciativas que tienen buenas intenciones, pero difícilmente serán efectivas, costeables o aplicables, y se da el caso de que se busca aparentar ser muy eficiente al presentar muchas iniciativas, pero con muy poca calidad e incluso que resulten inviables”.
Refirió que como consecuencia, hoy en el Congreso hay “inflación legislativa”, es decir cientos de asuntos sin aprobar, además de que existe también una mayor complejidad jurídica, por la existencia de leyes contradictorias, leyes que se van a tribunales o leyes inaplicables, y esto se traduce en una mala imagen del poder legislativo ante la sociedad.
Añorve Baños mencionó que esto es inaceptable, porque una democracia fuerte necesita congresos eficaces y eficientes, y por ello en dos días de trabajo de este ejercicio, ponentes internacionales, representantes legislativos y de la academia abordarán distintas metodologías usadas en otras democracias para mejorar el trabajo de los representantes populares.
Adelantó que en el Instituto Belisario Domínguez diseñan un método acorde con las necesidades del Senado y de la democracia.
“De eso se trata la evaluación del impacto legislativo, de que cada iniciativa que se propone parta de un análisis serio de la realidad y tenga objetivos concretos, de que nuestro trabajo se someta a resultados medibles y comparables, y de pasar a una cultura legislativa donde la calidad de las leyes esté por encima de la cantidad”.
El senador de Morena, Gilberto Herrera Ruíz, secretario de la Comisión de Ciencia y Tecnología, coincidió en que nos encontramos en una “crisis legislativa” en el número de iniciativas y hay un problema en la imagen de los senadores y diputados que erróneamente creen que entre más iniciativas presenten más exitosos son.
Ante esta situación, Herrera Ruiz se comprometió a que, de las conclusiones de este foro, construirá una iniciativa para reformar el reglamento del Senado, a fin de facultar al Instituto Belisario Domínguez para que sea el encargado de los estudios de impacto legislativo.
La diputada Olegaria Carrazco Macías, secretaria de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, afirmó que este evento representa un punto de partida para un cambio de paradigma en forma de entender el trabajo legislativo.
Dijo que se requiere una nueva figura de legislador, que considere el acto legislativo como un instrumento de política pública, orientado a la solución de problemas que afectan a la población.
Detalló que hasta hoy, en México tenemos 311 leyes vigentes, entre generales nacionales, federales y reglamentarias y, nadie sabe qué ha pasado con ellas, sus efectos y sus resultados.
“En la XIV Legislatura se presentaron en conjunto, entre Cámara de Diputados y de Senadores, 11 mil 74 iniciativas, de las cuales, se aprobaron únicamente 650, es decir 5.9 por ciento. En la presente legislatura, tenemos un total, al día de hoy, de ocho mil 332 iniciativas presentadas, de las cuales, se ha aprobado únicamente 168, apenas el 2.3 por ciento”, señaló.