El silencio rodeaba la escena; se abrió un inesperado ojo

*** Mes del Sismo

*** Hallazgos en Tlatelolco

Por Ignacio Arellano Mora

“Hace 35 años, en la noche del domingo 22 de septiembre de 1985, durante el noticiero especial de 24 Horas, Televisa, se presentó en vivo los acontecimientos lo que ocurría en las ruinas del edificio Nuevo León, en Tlatelolco, estructura que se fue al suelo con el terremoto del 19 de aquel mes”, escribió el autor del libro “Terremoto de 1985: Crónica del Desastre en México”, Iván Salcido.

En las redes sociales, Iván Salcido señaló, “fue una noche que se convertiría en un parteaguas en mi vida, ya que a través de las pantallas apareció el video que no se me olvidará jamás y más porque la emergencia sísmica seguía en su apogeo, transformada en un ulular de sirenas cuyo sonido invadía todas las habitaciones de la casa”

“Mientras, veloces camionetas de distintas corporaciones se dirigían por la cercana calzada de Tlalpan a la zona de hospitales de San Fernando”, apuntó.

Continúo, “esa noche, en Tlatelolco, se hizo un gran esfuerzo por parte de autoridades capitalinas, los equipos de rescate nacionales y extranjeros por localizar vidas por debajo de las ruinas. Aparatos ultrasensibles detectaron movimientos debajo de las toneladas de cascajo, que alguna vez fue un edificio. Mientras, el silencio rodeaba la escena”.

Detalló, “una pequeña cámara, dentro de un tubo flexible, fue introducida en las ruinas. Sus avances eran observados por una pantalla al exterior. Los operadores, Harry y Jessie, controlaban su descenso. Televisa clavó su cámara en aquella pantalla y era así como muchos podíamos ver este suceso, desde casa”.

El texto, precisó, “cuando la toma, parecía haber llegado a topar con una pared repleta de polvo, se abrió un inesperado ojo que hizo saltar a más de uno. Así que no era pared, era la cara de un sobreviviente. La reacción de dicho ojo daba entender lo que sentía en esos momentos la persona: quizá esperanza, quizá sorpresa, pero sin duda: júbilo”.

“Fue así como apareció Oscar Flores Lomelí a cuadro: con su frente lacerada por una varilla y con su dolor por su brazo lastimado. Junto a él, su esposa Rebeca Orozco Barrientos, quien yacía a sus pies ilesa. Esto, ocurrió hace 35 años”, concluyó el cronista de los sismos, Iván Salcido.