*** 5 de marzo, placa conmemorativa
La carrera de El Costeño comenzó difícil. “De hecho, yo nunca celebro un aniversario, no tengo la certeza de una fecha de inicio de mi carrera, de decir que empieza con mi primer salario o mi primer aplauso; no tengo registro de eso porque las primeras veces que me presentaba ni me aplaudían ni me pagaban”.
Pero ahora hay una excepción: el 20 aniversario de su primera presentación en El Cuevón. El comediante recuerda que fue el fallecido Miguel Galván quien lo apadrinó, no sólo para presentarse en este escenario ubicado al sur de la ciudad de México, sino que antes también lo había ayudado a estar en los shows de los hoteles de Gran Turismo en Acapulco.
“Con el gordo (como le dice de cariño a Galván) hicimos click hace muchos años; lo conocí y me apadrina en mi primera presentación en los hoteles de Acapulco porque antes de eso nadie me iba a venir a ver a mí”, recuerda.
Antes de ese gran salto a la costera acapulqueña, Ricardo Javier Carranza Gasca (su nombre real) trabajaba en fiestas infantiles, donde hizo sus primeros shows cuando apenas tenía 12 años.
Para él está muy claro que su crecimiento como comediante se explica por el esfuerzo y la disciplina.
“No ha sido fácil porque hay que hacer un público, y eso significa un reto, un compromiso que requiere perseverancia”.
Así fue como, desde que llegó por primera vez a El Cuevón en 2002, El Costeño se convirtió en referente para este emblemático lugar de comedia que ha sobrevivido pese a crisis sociales y económicas.
Los 20 años de El Costeño en El Cuevón (que se celebrarán con la develación de una placa conmemorativa el 5 de marzo) no son cosa menor. Otro antecedente similar sucedió, por ejemplo, con Polo Polo, el patriarca del stand up en México que impuso un récord similar en este foro.
Sobre sus colegas, Carranza reflexiona: “Pienso que la solidaridad se ha venido desmoronando porque los comediantes decíamos antes que éramos el gremio más solidario del medio artístico; ahora lo sigo viendo, pero no con la misma fuerza. No sé si sea porque estamos faltos de trabajo o porque la pandemia nos ha pegado a todos”.
El Costeño actualmente estudia psicología, algo que no había podido hacer; primero, por falta de dinero y, luego, por falta de tiempo.
“Ahora ya tengo pacientes de verdad y eso enriquecerá más lo que hago. Los chistes tienen que ver con la psicología, todos los chistes tienen que ver con eso. La gente paga para reírse de ti no para que te rías de ellos, no hay temas prohibidos para la comedia”.
Lo dice, por cierto, con la convicción de que él mismo ha tenido algunos escarceos con la clase gobernante y la censura por hacer chistes políticos. “Me ha pasado con varios políticos, en mi natal Acapulco, por ejemplo, con los presidentes municipales, yo recibí advertencia por parte de senadores y de otros… que ahora ya no figuran”. En ese sentido, los 20 años en El Cuevón le dan la razón a El Costeño: no hay temas prohibidos para el humor.