Octavio Campos Ortiz
El periodista uruguayo Eduardo Galeano, autor del libro “las venas abiertas de América Latina”, versión antiimperialista de la historia, visión de los vencidos, sufrió en carne propia la opresión de las dictaduras militares sudamericanas y aunque estuvo encarcelado nunca dejó de ser crítico de los regímenes totalitarios y sus injusticias.
Reconocía en el capitalismo y en el totalitarismo el origen de la pobreza; sin embargo, aunque ya no vivió para atestiguarlo, también la izquierda mantiene en la miseria a la población y la utiliza como carne de cañón para preservarse en el gobierno e imponer un sistema populista que solo subsidia un mínimo nivel de vida. Es el caso de Cuba, Venezuela, Nicaragua, entre otras naciones latinoamericanas. México no es la excepción, ya que con la 4T nuestro país cuenta con un alto porcentaje, no solo de pobres, sino de familias en la miseria extrema. En este sexenio se han dedicado a adoctrinar a los más desposeídos con la creencia de que un gobierno paternalista y proveedor de recursos es suficiente para sobrevivir y que la gente debe agradecerle a los gobernantes esas dádivas con lealtad electoral. La pobreza como destino manifiesto.
Galeano que vivió el sometimiento castrense en Uruguay y Argentina, no solo ejerció el periodismo, incluso deportivo, también escribió libros y poemas. Hay un texto que describe muy bien la enajenación de los pobres y el futuro que les deparan los regímenes no solo imperialistas o autoritarios. Hoy vemos que también a nosotros el destino nos alcanzó.
Eduardo Galeano escribió en “Los nadies”:
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba. Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque no sean.
Que no hablan idiomas sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tiene cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Lamentablemente eso sucede ya en México, el gobierno se encarga de administrar la pobreza, de entregar dádivas a cambio de votos, se fomenta la mediocridad para que no piensen en ganar más o tener educación de calidad, ¡a capacitarse para ser mano de obra barata!; doscientos pesos en la bolsa y un par de zapatos es más que suficiente. Las clases más desfavorecidas, los sectores más populares tienen una enorme responsabilidad el próximo 2 de junio para dejar de ser un don nadie, cambiar la historia, otorgar la alternancia y no condenarse a vivir en la miseria o terminar de sicario, donde la vida vale menos que una bala.