Por Guillermo Pimentel Balderas
Se acerca la encuesta del 28 de agosto al 3 de septiembre para decidir quién va a coordinar los trabajos de la defensa de la “Cuarta Transformación” y para el próximo año, quien será el representante de Morena en la contienda por la Presidencia 2024.
Marcelo Ebrard, uno de los aspirantes a la candidatura morenista, da patadas de ahogado y pide, a sus simpatizantes, no bajar la guardia y de paso, refuta a su ex administrador en su gobierno capitalino que, sí se entregaron pruebas contra Sheinbaum y aduce que, Mario Delgado, seguramente traspapeló o no se entero de las pruebas que recibio el Presidente del Consejo Nacional de Morena y gobernador de Sonora, Alfonso Durazo Montaño. ¿O sea?
En tanto, ya se da como un hecho que la señora Shembaum será la elegida (dedazo) por el inquilino de Palacio. Por lo tanto, queda incierto el ex Canciller en cuanto a qué paso va a dar. Mientras tanto, lo más sonado es que Marcelo Ebrard es arropado por sindicatos de trabajadores y Shembaum por empresarios. Hasta el momento.
Otras fichas
Escribimos en junio del año pasado que de acuerdo a un documento del Servicio de Información del Congreso de Estados Unidos: “México: Crimen Organizado y Organizaciones de Tráfico de Drogas”, describe que el presidente mexicano (López Obrador) ha evitado operaciones policiales a gran escala y de manera consistente contra los cárteles de la droga que, desde 2018, ampliaron significativamente su papel en la producción y tráfico de opioides sintéticos, como el fentanilo a los Estados Unidos.
El escrito también destaca que la estrategia militarizada (de la 4T) a través del despliegue de la Guardia Nacional, principalmente, no ha debilitado de manera efectiva a los grupos criminales. Y que, en lugar de emprender una guerra contra estos grupos criminales, se ha enfocado a cambiar la condición en sociales que permiten que los grupos criminales prosperen con una estrategia de “Abrazos no balazos”.
Cabe recordar que el general José Francisco Gallardo Rodríguez (QEPD), encarcelado más de ocho años por órdenes del alto mando militar, al proponer la creación de un “Ombudsman Militar” y la Reforma del Ejército, en 1993, advirtió en 2007 de la deserción de 150 mil soldados -en 5 años- que, se unieron a organizaciones delictivas o cárteles.
El ex jefe castrense, hace prácticamente 16 años, previno que el asunto de la seguridad pública, que no tiene ninguna conexión con la disciplina militar, se quería legalizar. Al respecto, el finado había dicho que nuestra Constitución es de carácter cívica y laica; es decir, “impide que los militares deliberen política y participen en asuntos que son exclusivamente competencia de la autoridad civil”.
El General Gallardo que, en ese entonces lo entreviste en la cafetería de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y Periodismo, de la UNAM, en Ciudad Universitaria, de la ciudad de México, percibió que el Ejército como cualquier institución del Estado con una función perfectamente bien definida, si alguna vez se desvía de su actividad primordial o constitucional, “es posible que se corrompa”.
En conclusión, afirmó el militar finado hace 16 años: “si el Estado va a sacar al Ejército de sus cuarteles, a ver cuándo logra regresarlos”. Por desgracia para los mexicanos, el tiempo le ha dado la razón.
Pregunta mi abuelita: ¿El músculo que está enseñando el PRI a favor de la senadora Beatriz Paredes es cenecista? Correo: delaciudad1951@gmail.com