Octavio Campos Ortiz
El presidente hizo valer la jerarquía sobre su franquicia e impuso a los candidatos a gobernadores, evidenció su vocación antidemocrática de no hacer caso a sus propias y espurias encuestas, solo a sus caprichos y pago de favores a leales y genuflexos empleados. Pero en el pecado puede llevar la penitencia.
Si ya era un escándalo instruir la nominación de su anodina y zacatecana ex secretaria de Energía al gobierno de Veracruz, se voló la barda con la imposición de Clara Brugada a la Jefatura de Gobierno en la CDMX. Si bien es cierto que el candidato natural de Claudia era el ex jefe de la policía capitalina, aunque sin antecedentes morenistas y repudiado por fundadores y ortodoxos de la 4T -el ala dura del movimiento-, contaba con enormes posibilidades de retener la capital de la República al cooptar el voto de la clase media, la cual iba a repetir el efecto Peña Nieto y sufragar por un niño bonito. Además, en la encuesta de los propios guindas, el hijo de Javier García Paniagua había ganado con un amplio 40 por ciento, casi 15 puntos más que la iztapalapense.
De extracción popular, líder de colonos nata, fundadora de la UPREZ no siempre ha enfrentado lides electorales, ya que fue diputada plurinominal de la CDMX y ocupó la delegación Iztapalapa gracias al despojo de que fue objeto el famoso “Juanito”, apodo que le puso el “anti clasista” y “anti discriminador” AMLO, porque no recordó su verdadero nombre, obligado de declinar el cargo de delegado que había ganado legítimamente en las urnas. Clara está acostumbrada a ser impuesta, aunque haya perdido en el sondeo de su propia militancia.
Gobernó en tres ocasiones su tierra natal, la alcaldía más poblada de la CDMX, pero no tiene el arrastre que presume. Fue espuria delegada por decisión del tabasqueño y nuevamente, bajo el pretexto de la paridad de género, dejan en la orilla al verdadero triunfador. Entre las filas de la 4T no cuenta con todo el apoyo y en el propio sondeo quedó mal parada. No solo ocupó un lejano segundo lugar, también el “Doctor Muerte”, Hugo López-Gatell, ¡increíble!, obtuvo casi un diez por ciento; uno de cada cuatro encuestados se inclinó por la exalcaldesa.
Así que no es garantía de que Morena retenga su máximo bastión. Existen evidentes muestras de descontento y divisionismo entre los propios morenistas, sobre todo de quienes no fueron elegidos a pesar de haber ganado en las dichosas encuestas. La paridad de género tampoco es por sí misma, certeza de que la gente vote por ellas, lo que abre la enorme posibilidad de que los candidatos frentistas puedan recuperar la joya de la corona. ¿De qué tamaño será el boquete que dejen los grupos que apoyaron al nieto del general Marcelino García Barragán? Tampoco el humor social es el mejor para los cuatroteistas, la clase media puede ejercer su voto de castigo, vilipendiada por el inquilino de Palacio Nacional y se agudiza la polarización social. Tal vez el enojo por la desatención de los damnificados de Acapulco no incida en los próximos comicios, pero la inseguridad, la violencia, la inflación y sus efectos sobre la canasta básica, la crisis del sistema de salud seguramente cobrarán la factura a un ineficiente gobierno que solo ha maquillado la realidad y ahondado la pobreza.
Solo por no dejar: El 15 de noviembre, el jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, participará en un diálogo abierto con las Instituciones de Asistencia Privada (IAP) en el “Encuentro 2023 de la Asistencia Privada CDMX”, que tendrá lugar en los salones del Hospital Español; Batres responderá a las inquietudes de patronos, directores generales y medios de comunicación. Fernando Balzaretti, presidente de la JAP CDMX, y quien organiza el evento informará sobre los resultados de los últimos tres años en las actividades de la institución, en un esfuerzo por fomentar el desarrollo y la permanencia de las IAP.