Una política pública en el transporte público con enfoque de género abre oportunidades para atender el déficit de personas conductoras en el sector, permite la inclusión laboral de las mujeres y genera beneficios para las empresas operadoras de este servicio, revela el estudio “Inclusión laboral femenina en el transporte público. Estudio de caso del programa Mujeres Conductoras en Jalisco, México”.
El documento fue realizado por el Instituto de los Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés) como parte del trabajo de la Iniciativa TUMI E-Bus Mission en el estado de Jalisco, y con apoyo de la GIZ (Gesellschaft für internationale Zusammenarbeit por sus siglas en alemán) y financiamiento del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ).
“El programa es una política pública de transporte con enfoque de género que ha garantizado el acceso y la participación de las mujeres en un sector productivo altamente masculinizado, y ha logrado romper estereotipos de género y cerrar las brechas de desigualdad económica que enfrentan las mujeres.
También representa una oportunidad para atender el déficit de personas conductoras que enfrenta el sector a nivel mundial”, explicó Gabriela de la Torre Ríos, Gerente de la Iniciativa TUMI E-Bus Mission para México y Colombia.
El estudio señala que el programa Mujeres Conductoras en Jalisco ha tenido un impacto positivo en la calidad de vida y autonomía económica de las mujeres conductoras – en su mayoría jefas de hogar – que ahora cuentan con mejores ingresos gracias a que tienen un empleo formal con prestaciones.
Esto garantiza estabilidad económica para sus familias. Además, identifica que las mujeres tienen una autopercepción de crecimiento personal, en la que se reconocen capaces de enfrentar retos y superarlos, y se sienten orgullosas de ser pioneras por atreverse a incursionar en un sector dominado por hombres.
De acuerdo con Gabriela de la Torre, trazar las diferencias y similitudes que hay en la percepción de hombres y mujeres que desempeñan la misma actividad ayuda a crear políticas públicas integrales que contribuyan a romper los estereotipos de género para el acceso y permanencia de las mujeres en el mercado laboral, y con ello se reduce la segregación ocupacional entre géneros.
“Con el estudio identificamos que visibilizar la inserción de mujeres en labores que socialmente han sido consideradas como masculinas ha modificado la percepción que niñas y mujeres tienen sobre las opciones laborales a las que pueden acceder, ya que ahora ven factible desempeñar actividades que pensaban sólo podían ser realizadas por hombres”, señaló Gabriela de la Torre Ríos.
La especialista en Política Pública y Economía para WRI México Joselyn Delgado Miranda añadió que el estudio de caso evidenció que la contratación de mujeres en labores de conducción tuvo efectos positivos en la operación diaria.
Ya que un grupo que prácticamente no renuncia a sus puestos de trabajo, mientras que la rotación en conductores oscila entre el 10% y el 20%. En la asistencia también resaltaron diferencias, ya que, de acuerdo con las empresas operadoras, los lunes y días festivos, los hombres registran hasta un 25% de ausentismo, situación que afecta la operatividad y economía de las empresas, mientras que las mujeres conductoras prácticamente no faltan a sus labores en esos días.
“El programa ha tenido un impacto transversal también en las condiciones laborales de los conductores, ya que la formalización y profesionalización de las labores de conducción ha evidenciado la necesidad de mejorar la gestión de los horarios laborales de los y las conductoras, con el propósito de conciliar la vida laboral con las tareas de cuidado y crear escenarios que fomenten la corresponsabilidad de los hombres en estas actividades”, afirmó Joselyn Delgado.
Agregó que es importante diseñar políticas transversales no sólo desde un enfoque de género, sino también con una perspectiva de inclusión social para abordar otra serie de desigualdades que viven otras poblaciones.
“Los hombres conductores bajo el esquema ‘hombre-camión’ han sido un sector que históricamente trabaja en condiciones precarizadas, que enfrenta no sólo retos en su desarrollo profesional, sino también en su calidad de vida al trabajar largas jornadas que no contemplan ni horarios de comida, además de la falta de infraestructura, como el acceso a baños, entre otras”.
EXISTEN ACIERTOS, PERO PERSISTEN RETOS
Las especialistas de WRI México reconocieron que una de las fortalezas de esta política pública es su diseño institucional, pues se trata de un programa transversal e intersecretarial financiado con recursos públicos en el que participan en su gestión la Secretaría de Transporte de Jalisco, la Coordinación General Estratégica de Gestión del Territorio, la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, instituciones educativas y transportistas.
“La integralidad y transversalidad del Programa permite que la perspectiva de género pueda ser incorporada con acciones concretas y coordinadas entre diferentes dependencias para alcanzar un mismo objetivo”, apuntó Delgado Miranda.
Gabriela de la Torre precisó que existen aspectos susceptibles de mejora: es importante consolidar el andamiaje institucional a través del cual opera el programa, ya que los cambios administrativos son observados como el mayor riesgo para su continuidad, y las políticas públicas en general.
“Para consolidar la inclusión laboral femenina en el transporte público, los programas de capacitación y profesionalización representan sólo el primer paso, pero es indispensable que las empresas realicen adecuaciones que permitan la creación de escenarios para la conciliación con labores de cuidado, entre otras cosas”, dijo.
El estudio de caso puede consultarse en el siguiente enlace: Inclusión laboral femenina en el transporte público. Estudio de caso del Programa Mujeres Conductoras en Jalisco, México » TUMI (transformative-mobility.org)