Carlos Altenburg Rodríguez Bazán
En días pasados, la feligresía católica a nivel mundial recibía una de las noticias más lamentables al final del año 2022, me refiero a la muerte del Papa Emérito Benedicto XVI, el cual en los últimos años se había retirado de sus funciones como Pontífice entre Dios y lo hombres en la tierra, dedicándose a la Oración por la iglesia y por la Salvación de los hijos de Dios, este deceso no solo consternaba a la Iglesia Católica, sino que llamaba la atención de Grandes Líderes del mundo entero, así como de Intelectuales y simpatizantes del actuar y caminar del que en su momento fuera “El Santo Padre”, conservador para algunos, Defensor de la Fe cristiana para otros y el brazo de hierro que en su momento la iglesia católica necesitaba.
Sin embrago, y como dice el dicho “NO TODOS SOMOS MONEDITAS DE ORO”, y en el Papel que a este hombre Alemán le toco Asumir desde el 19 de abril del 2005, vendría el afrontar las grandes responsabilidades y dar respuesta a los conflictos que en el cambio del Siglo XX al Siglo XXI se daban a nivel mundial, lo que generaría admiración por unos y repudio por otros, dentro y fuera de las puertas Vaticanas.
Uno de los Asuntos importantes dentro de su Pontificado fue la crisis de casos de abusos sexuales dentro de la Iglesia, lo que culminó en la expulsión de cientos de curas a nivel mundial. Durante su pontificado, representantes de cien obispados se reunieron en Roma para lanzar un programa global llamado “Hacia la Renovación y Curación” para establecer los protocolos ante los casos de abusos cometidos por sacerdotes.
En marzo del año 2012 el Vaticano y Benedicto XVI acapararon muchos titulares cuando se filtraron documentos oficiales de la Santa Sede a los medios de comunicación, el Papa creó una comisión para investigar dicha filtración. Poco después, su mayordomo, Paolo Gabriele, entró en la cárcel y fue juzgado en los Tribunales Vaticanos por difundir información confidencial, este asunto fue conocido como VATILEAKS.
Temas relacionados con la Clonación, la manipulación genética y embrionaria, el Aborto, la Eugenesia, la Eutanasia y la Ortotanasia, así como la relación entre iglesia y estado en muchos Países, sin olvidar la evangelización y la cultura en los pueblos Indios, eran fundamentales y apremiantes, a lo cual Benedicto XVI respondería siempre apegado a la Tradición, renovando y fortaleciendo muchas veces el magisterio de la Iglesia, y guiando al mundo a través de sus encíclicas y siempre confiando en la Infabilidad Papal.
Benedicto XVI sería considerado un gran intelectual, dejando un legado teológico complejo y extenso, percibido por muchos como una postura más conservadora en términos de Teología. A pesar de ser cuestionado por algunos de sus compañeros de estudio y docencia, el Santo Padre defendía la importancia de un cuerpo sólido de doctrina para la Iglesia, que sirviera de fundamento para futuras indagaciones sin alterar lo que él consideraba el depósito de la fe. Estando al frente de la Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe, le valió el apodo de “bulldog alemán de la ortodoxia” y le hizo famoso por su oposición a las nuevas corrientes teológicas y pastorales que surgían en la Iglesia católica, aunque muchas de estas corrientes eran populares, también eran efímeras.
Desde el momento de su elección, a nivel mundial quedaba el sentimiento y la expresión “No llena los zapatos que deja Juan Pablo II” esto en relación a su carisma y a su actividad pastoral, sin embargo Benedicto XVI mostraría al mundo que su ejercicio Pastoral y Evangelizador estaba dentro de la dirección a la Iglesia misma, en la autoridad necesaria, y las miles de líneas que escribiría, en los libros y textos que publicaría, incluso en los Tweets que compartiría en las redes sociales, siendo el 1er Pontífice en usar la tecnología y las nuevas plataformas de comunicación y difusión de Mensajes a nivel mundial haciendo más cercana a la iglesia, sobre todo a la comunidad Juvenil.
Al hablar del Pontificado de Joseph Ratzinger recordemos el anuncio de su dimisión como Papa el 11 de febrero de 2013 y lo hizo a través de un comunicado, en su declaración, el papa Benedicto XVI citó a su “edad avanzada” como el motivo para su retiro. Estas fueron sus palabras exactas:
“Después de haber examinado repetidamente mi consciencia ante Dios, llegué a la certeza de que mis fuerzas, debido a una edad avanzada, ya no son aptas para un adecuado ejercicio del ministerio Petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, debido a su esencial naturaleza espiritual, debe llevarse a cabo no solo con palabras y obras, sino también con la oración y el sufrimiento”.
“Sin embargo, en el mundo de hoy, sometido a tantos y tan rápidos cambios y sacudido por cuestiones de profunda relevancia para la vida de fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio son necesarias tanto la fortaleza de la mente como la del cuerpo, fortaleza que, en los últimos meses, se ha deteriorado en mí hasta el punto de que he tenido que reconocer mi incapacidad para cumplir adecuadamente el ministerio que se me confió.
“Por esta razón, y bien consciente de la gravedad de este acto, con plena libertad declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por los cardenales el 19 de abril de 2005, de tal manera, que a partir del 28 de febrero de 2013, a las 20:00 horas, la Sede de Roma, la Sede de San Pedro, quedará vacante y deberá convocarse un cónclave para elegir al nuevo sumo pontífice por aquellos a quienes compete”.
Muchas serían las especulaciones que se darían en torno a lo que se consideraba la renuncia de un Papa no vista en el mundo desde hacía 600 años al menos, sin embargo el comunicado era clave “se retiraba a orar por la iglesia”, lo cual cumplió hasta el momento de su muerte.
Sin duda alguna esta decisión, dejaba en claro que a pesar de ser un hombre Alemán Joseph Ratzinger y que a lo largo de su vida y de su ministerio había actuado con mano firme y con apego a la Tradición y a la Ortodoxia, esto no era suficiente ante la Enfermedad y las constantes sacudidas que estaba recibiendo la Barca de San Pedro, por los avances del siglo XXI y la Modernidad., Acto de Humildad y de gran reflexión era el que realizaba Benedicto XVI, aceptar que en la iglesia se necesitaba la dirección de otro Vicario de Cristo en la tierra, dejándole esta elección al conclave y a los Cardenales que elegirían al que hoy conocemos como su santidad el Papa Francisco.
Al Ahora Sucesor de Benedicto le toca seguir con un gran peso sobre los hombros, sin embargo será la vida y la renuncia de Benedicto un antecedente y un preámbulo para los siguientes Vicarios de Cristo en la Iglesia Católica.