Gael Buendia
Había y se cuenta la leyenda que en tierras muy lejanas y remota del país donde hubo un tlatoani que estuvo chingue y chingue para convertirse en huey tlatoani, hasta que por fin lo consiguió.
En su peregrinar y predica por alcanzar dicho privilegiado lugar haciendo promesas que hasta el mas tonto sabia que eran imposibles de realizar. Sin embargo, miles de sus seguidores embelesados por sus discursos le otorgaron su confianza. Al coronarse más rápido que veloz se mudó al Palacio despreciando la casa ubicada en Av. Parque Lira S/N.
Dicha acción lo tomaron sus adeptos como un gran gesto de humildad y hay que decirlo “cuitlayo” que así se llamaba el pololiznetzayotilli se reía pa’ sus adentros. “Juar, juar juar, esto y mas me merezco por tantos años de lucha y sacrificio” solía decirle a su consorte.
Una vez que El cuitlayo tomó posesión de su cargo, convoco todos los días a un puñado de paleros para informarles de lo bien de su mandato y de los males culpaba a sus antecesores del cochinero que habían dejado en el Reino.
Algo que distinguió al huey tlatoani era su exceso de humildad y su doctrina franciscana presumiendo que no se necesitaba dinero para ser feliz y orgulloso mostraba a su Sor Juan Inés de la Cruz que portaba en su cartera. Y por supuesto la oposición se preguntaba. ¿Cómo es posible que con 200 pesos él y su decendencia se dan una vida de huey?
Pero además sus vástagos de la noche a la mañana resultaron dueños de cervecerías, chocolateras y el menor de sus hijos estudiando en los mejores colegios de Europa. ¿Con 200 pesos?
¿Mientras su pueblo…? Viéndoselas negras para subsistir. Los más afortunados molestando a sus familiares que trabajaban en El Norte para que les duplicara el monto de sus remesas.
¡Ah! Pero con el mayor del cinismo que se pueda presumir, el cuitlayo se alzaba el cuello diciendo “Por primera vez en la historia de nuestro Reyno nuestras remasas han alcanzado el doble, lo que quiere decir es que los e estamos haciendo bien. Las paredes de palacio retumbaran ante la lluvia de aplausos de los paleros…
Y bien hay que decirlo, en cierta razón El cuitlayo tenía razón por que la remesas se habían duplicado debido a que en su gobierno no había creado empleos y por supuesto muchos de sus súbditos cruzaron la frontera para trabajar en los campos agrícolas para sostener a sus familiares… ¡Bravo cuitlayo! Pero tengo que recordarte que el merito es de tus súbditos que se soban el lomo para enviar sus remesas. ¡Bravo!
“¡Tenemos un super peso! Y eso quiere decir que vamos bien, pronto seremos un tenochtlalpan de primer mundo poin, poin, poin” decía hasta el cansancio.
Mientras tanto los braceros sobándose el lomo para enviar el doble de remesas ya que antes con un dólar sus familiares adquirían dos kilos de huevos. Hoy en día los compas del Norte les cuestan dos huevos para ganarse un dólar y enviarlo a sus familiares.
Pero sigue presumiendo El cuitlayo de su Super Peso…. Y pa’ acabarla de amolar se ha rumora en el Reyno que esta preparando a uno de sus tetzilmalia para que asuma el poder Poin, Poin, Poin
Palabras del Nauhtl
Tlatoani Orador
huey Gran
cuitlayo Obrar
tetzilmalia retoño
tenochtlalpan nación
pololiznetzayotilli “persona con mala reputación”
Chingue Ternino aceptado por la RAE (impertinente)