Por Octavio Campos Ortiz
México será distinto después de esta pandemia. Independientemente de los esfuerzos que se hagan para reactivar la economía, recuperar el empleo, abrir empresas, fomentar la inversión productiva y regresar a un crecimiento razonable, tendremos una sociedad distinta a la de marzo del 2020.
Habremos pasado de un mundo apocalíptico a una comunidad con nuevos patrones de conducta, de consumo y hasta culturales. 2021 verá no solo muerte y enfermedad, también será testigo del surgimiento de una sociedad que tendrá que adaptarse a nuevas formas sociales y de convivencia. Este año dejará todavía una gran estela de dolor, desasosiego, angustia y tristeza; con muchos enfermos y hospitales saturados. Pero la vida continuará y seguramente el temple de los mexicanos sacará adelante al país y buscará adaptarse a otra realidad.
Nuevos patrones de conducta habremos de observar, como la cultura del cubrebocas y los hábitos de higiene constante, independientemente de que el coronavirus se convierta en una enfermedad endémica. La sana distancia será el eje de la post convivencia social COVID-19.
Seguramente se fomentará el home office o trabajo a distancia. Regresaremos a las clases presenciales -importante para que los niños aprendan a convivir en grupo y reconozcan los valores cívicos y sociales-, pero ya cobró carta de naturalización la educación a distancia, el Zoom académico, la entrega de tareas enviadas por correo electrónico, la venta de libros de manera digital a través de los eBooks.
También el comercio electrónico creció exponencialmente ante la imposibilidad de ir a las tiendas departamentales para hacer las compras y por las restricciones del semáforo rojo que obligaron a los establecimientos al cierre total; los empresarios alentaron las ventas en línea y los consorcios de paquetería y de comercio electrónico implementaron una estrategia mercadológica impresionante para incrementar los pedidos. Hasta el tradicional trueque se hace ahora mediante aplicaciones.
Seguirán los grandes almacenes, las modernas plazas comerciales y multifacéticos comercios, pero el e-comercio hoy es una nueva realidad.
En cuanto a la comida, también los hábitos de consumo han cambiado; la pandemia nos orilló a solicitar los alimentos a través de las aplicaciones. No solo son los servicios de comida rápida, importantes restaurantes ofertan sus cartas a través de UberEats o incluso con reparto propio. Las comidas se han convertido en familiares o como parte del home office. No te desplazas ni pierdes tiempo en ir a la cafetería, eres más productivo.
La cultura también se ha visto afectada. Ante el cierre de museos y bibliotecas, se ha recurrido a los recorridos virtuales y las explicaciones remotas. Por primera vez hubo una Feria Internacional del Libro de Guadalajara a distancia. Las conferencias y mesas redondas son por Zoom, Facebook Live o Instagram. Nunca los libros, pinturas y esculturas estuvieron tan lejos como ahora.
Adiós conciertos masivos, ópera, teatro o música. Las bellas artes solo por internet. En cuanto al deporte, la situación tampoco es alentadora. La suspensión de los eventos lúdicos empujó una nueva modalidad, el e-deportes, donde se suple el juego real con encuentros virtuales desde una consola con la participación de algún jugador profesional que opera uno de los controles. Ya se regresa a los eventos deportivos presenciales, pero quedan ahí los ciberdeportes como una amenaza a la actividad física real. Quienes son amantes del ejercicio, también están tentados a participar en maratones sin salir de su sala. Con una caminadora y el acceso a una plataforma se puede inscribir, participar, ser observado por los jueces y recibir su medalla a vuelta de correo.
Ya avanzamos desde hace tiempo por la banca electrónica, pero la pandemia nos lleva a la implementación total de las transferencias y movimientos financieros a través de las plataformas en nuestros celulares. La inteligencia artificial se apodera de las economías mundiales y de los ingresos personales. Un moderno Big Brother dirige nuestras finanzas.
Ese es el panorama que veremos este año, ¿estaremos a la altura de las circunstancias, estaremos preparados para convivir en una nueva sociedad, con patrones de conducta y de consumo que atentan contra la convivencia en comunidad y ponen en riesgo los valores éticos y sociales de una sana relación? Esperemos que sepamos discernir entre los efectos de la realidad virtual y la necesidad de mantener una sociedad viva, interactuante, con apego a la gente y conservando la armónica y cercana presencia que nos permita regresar a la escuela, los museos y librerías, los estadios, los teatros y cines, disfrutar de parques y restaurantes. Recuperar las compras físicas y convivir con los dependientes. El ser humano rs un ente socializador por excelencia. No dejemos que el destino nos alcance.