Por: Arturo Paz, reportero de Nuevo México Plural/Cámara de Diputados
En sesión presencial de la Cámara de Diputados, Maricela Téllez Jiménez, hablante de lengua náhuatl, destacó la trascendencia de su responsabilidad en el resguardo cultural de su pueblo San Mateo Ozolco, en el municipio de Calpan, estado de Puebla, así como de las tradiciones y costumbres.
Denunció que la resistencia es uno de los rasgos simbólicos e históricos que caracterizan su cultura, pero las aspiraciones económicas han desarticulado y dividido la relación histórico-cultural entre las prácticas ancestrales y la comunidad.
“La imposición económico-social ha causado problemas importantes como el alcoholismo y la drogadicción en los jóvenes, quienes son orillados a practicar la delincuencia y a migrar hacia la urbanidad o a Estados Unidos, por las pocas condiciones de equidad social y sostenible”, añadió.
Al participar como parte del impulso que la Cámara de Diputados otorga al uso y conservación de las lenguas indígenas nacionales, argumentó que el sustento de su pueblo y comunidad ha sido, ancestralmente, su relación con la naturaleza que provee de agua, árboles forestales y frutales, cultivos y animales domésticos, en conjunto con las tradiciones para el bien común, como faenas, fiestas patronales y de pedimento o agradecimiento a los volcanes.
Indicó que las situaciones históricas han cambiado con la creación de la reserva Izta-Popo y su promulgación, que corta las actividades económicas forestales, al igual que con los conflictos que ocasionaron la tenencia de la tierra ejidal y el control social. “Estos hechos trajeron pobreza a los abuelos, porque no había para comer ni para vestir”.
De igual modo, la reciente industrialización de alimentos hizo que las frutas, cultivos, carnes, así como sus formas económicas, como el trueque con carbón y sus productos, fueran en decremento en su valor y prestigio.
Téllez Jiménez expuso que el desgaste de las fuentes de agua y otros recursos se debe a una explotación desmedida que obligó a buscar formas diferentes de sustento.
Lo anterior, añadió, sin olvidar la discriminación y la castellanización que, por una parte, denigra su lengua y cultura y, por otra, promueve su extinción para evitar la vergüenza que se sufre y llegar a modernizarse. “Es una inequidad total en nombre de la igualdad social”.
Expuso que se ha hablado mucho de los cambios que han sucedido en la comunidad. “La pobreza que se vivía ya no se ve como antes; al contrario, el pueblo ha cambiado en las viviendas, en la vestimenta, en la comida; ya no se echan tortillas en el comal y se come de todo; en el campo ya no se siembra bien, además de la existencia de la drogadicción y la delincuencia en los jóvenes que han perdido el objetivo de mantener las actividades culturales”.
Sostuvo que las tradiciones y costumbres se están perdiendo, como la lengua náhuatl, que ya no está tan presente; los únicos hablantes son adultos mayores, mientras que los niños, los jóvenes y los jóvenes ya no son ni hablantes ni oyentes.
Recordó que sus padres son de San Mateo Ozolco, Calpan, Puebla, en donde vivieron su niñez y juventud, “crecieron conociendo sus tradiciones y costumbres antes de tomar la decisión de migrar al Estado de México para cubrir sus necesidades económicas”.
La presidenta de la Mesa Directiva, Marcela Guerra Castillo, expresó que Maricela Téllez Jiménez es estudiante de Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Iztapalapa, y se ha dedicado a trabajar en pro de las comunidades indígenas.