Por Salvador García Juárez*
- El huracán más peligroso en la historia del país, con un poder apocalíptico.
- El Centro de Huracanes estadounidense y el Meteorológico Nacional alertaron a tiempo a las autoridades mexicanas.
A dos semanas del mayor desastre natural provocado por el impacto del Huracán Otis en las costas de Guerrero y sus alrededores, la destrucción de la infraestructura de hoteles, viviendas y comunicaciones resultan incuantificables. A ello hay que agregar que la emergencia en Acapulco para la población es enorme: un puerto con sed, con hambre, con falta de medicamentos, no solo porque perdieron todo, sino porque continúan enfrentando todo tipo de adversidades ante una pasividad gubernamental, al grado que ya se cuestiona seriamente lo que se considera la ineptitud y limitada respuesta de las autoridades.
El día martes 24 a las 2 de la tarde -diez horas antes del impacto de Otis en las costas de Acapulco- el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos alertó por primera vez sobre el paso por suelo mexicano del poderoso meteoro. El Centro Nacional de Huracanes advierte: “Se deben apresurar los preparativos para proteger las vidas y las propiedades”.
A las 5 de la tarde, el Centro de Huracanes emitió una nueva alerta, en donde observaba la rápida intensificación de Otis, en el que prevenía que alcanzaría una fuerza de categoría 5, con una situación “extremadamente peligrosa” y reiteró: “es urgente acciones preventivas”.
A las 8 de la noche -una tercera alerta 4 horas antes- el centro de huracanes dice textual: “un escenario de pesadilla… con la rápida intensificación de Otis acercándose a la costa”.
Por su parte el sistema del Meteorológico Nacional, desde las 15:34 horas -casi 8 horas antes de que golpeara a Acapulco- dio a conocer que el huracán había intensificado su fuerza a categoría 3 y que debido a su rápida evolución podría impactar las costas de Guerrero como categoría 4, mientras desde Miami en Estados Unidos, el pronóstico preveía categoría 5.
Después del paso del huracán con mayor impacto en la historia del país, que devastó Acapulco en 9 horas, todo mundo se pregunta: ¿quién tenía la responsabilidad de emitir las alertas y de activar los protocolos para avisar a la población, y que no fueron operadas?
Con los protocolos debidamente activados 10 horas hubieran sido suficientes para advertir a la población de Acapulco sobre el peligro inminente que se cernía sobre ella y, apoyar un éxodo hacia municipios cercanos, así como sacar a los turistas y proteger sus vidas. Sin embargo, nadie, absolutamente ninguna autoridad en este país, atendió las alertas emitidas por el Centro de desastres americano y el propio Meteorológico Nacional.
Evelyn Salgado Pineda, gobernadora de Guerrero; Avelina López Rodríguez, alcaldesa de Acapulco y Laura Velázquez Alzúa, coordinadora Nacional de Protección Civil, seguramente andaban en la misma pachanga, al grado que omitieron advertir a la población sobre el peligro potencial del huracán que se cernía sobre el puerto de Acapulco, pero sobre todo, activar los protocolos de seguridad, lo que pudo evitar los trágicos resultados de 48 muertos y 53 desaparecidos -hasta el momento- por el impacto de los devastadores efectos del poderoso ciclón.
El colmo del desdén mostrado por todas las autoridades estatales es que Otis, escasamente a dos horas de tocar tierra en Acapulco -en medio de una lluvia brutal-, el secretario de Gobierno a las 8:30 de la noche, inauguró la Convención Minera, como si fuera una noche normal para el turismo. Un par de horas después un huracán monstruoso, desató toda su furia contra el puerto de Acapulco, sorprendiendo por su violencia inusitada a los congresistas mineros que quedaron atrapados dentro del hotel, así como turistas y habitantes en todo el puerto, con los trágicos resultados.
¡Rapiña y “cohesión social”!
Dice el dicho que “después de la tormenta viene la calma”, pero no fue así. Minutos después de terminada la hecatombe provocada por Otis, vino la segunda devastación. En Acapulco, inició la rapiña, desde pequeños comercios, tiendas de conveniencia y tiendas departamentales como Chedraui y Liverpool, en las que se llevaron todo.
Las cámaras de seguridad de las plazas y centros comerciales, muestran la aparente euforia que invadió a los acapulqueños -olvidándose momentáneamente de la tragedia- mientras iban y venían llevando no solo víveres, celulares, computadoras, pantallas de televisión, muebles, etcétera. En restaurantes, cargaron con la caja registradora y desmantelaron hasta los baños y, en centros comerciales se robaron hasta cajeros electrónicos y dinero, destruyendo todo a su paso. La presidenta municipal en Acapulco Avelina López Rodríguez, justificó la rapiña que prevaleció en los más de 60 mil negocios afectados. Afirmó que el robo colectivo es una forma de “cohesión social”.
¿Qué medidas toman otros países ante una tragedia de esta naturaleza? El primer paso es decretar la suspensión de garantías individuales y el estado de sitio, a fin de ejercer un férreo control social. ¿Con que finalidad? Para evitar que el saqueo y la rapiña, no agraven la ya de por si delicada situación y alargue el escenario de crisis, como sucedió, porque aquí no se tomaron las medidas necesarias. Con estos saqueos y destrozos decenas de miles de pequeños y medianos comercios tardarán años en reponerse sin apoyo del gobierno o tal vez nunca vuelvan a abrir.
Otis, devastó el 63 por ciento de los inmuebles y el resto sufrieron daños. De ellos solo el 6 por ciento están asegurados, por lo que la recuperación de su infraestructura se ve complicada. El presupuesto autorizado para la construcción y reactivación de Acapulco es de 61 mil millones de pesos. Suena mucho, sin embargo, la reconstrucción se calcula en 300 mil millones de pesos -5 veces más-.
El importante centro turístico es el responsable del 60 por ciento del ingreso del Estado de Guerrero, y en donde la mayor parte de los 780 mil acapulqueños dependen de la reactivación económica del puerto, basada en que los hoteles reabran sus puertas al turismo. Por si fuera poco 8 de cada10 trabajadores son informales y viven al día a día.
El Consejo Coordinador Empresarial coincide en que la reconstrucción del puerto llevará por lo menos 2 y hasta 5 años, debido a que existe un daño muy importante a toda la infraestructura. Ese es el mismo tiempo que tardará en regresar los visitantes. Mientras tanto, ¿de qué van a vivir todas esas familias que dependen del turismo?
Laura Velázquez Alzúa: ¡irresponsabilidad e ignorancia!
El Centro de Huracanes estadounidense y el Meteorológico Nacional alertaron a tiempo a las autoridades mexicanas de la vertiginosa transformación de una tormenta tropical a huracán de 5 y de 4 grados, respectivamente -el más peligroso en la historia del país, con un poder apocalíptico-.
La responsabilidad en la emisión de las alertas debió corresponder de forma estricta a Laura Velázquez Alzúa, coordinadora nacional de Protección Civil. Esta no es la primera vez que la coordinadora de Protección Civil es criticada por su desempeño. Desde el primer momento se cuestionó su designación debido a su currículum, por su licenciatura en Historia y Arte, que no es acorde a las labores encomendadas. Pero los cuestionamientos más importantes fueron en el sentido de no contar con la experiencia necesaria en el ramo de situaciones de emergencia.
En el caso del derrumbe de la mina El Pinabete, en el municipio de Sabinas, Coahuila, en donde 10 mineros que trabajaban en la mina quedaron atrapados tras un derrumbe. Velázquez Alzúa fue la encargada de coordinar los trabajos de rescate de los mineros, informando a los familiares que solo era cuestión de horas para rescatar a los trabajadores con vida. Conforme fueron transcurriendo angustiosamente los minutos, las horas y los días y, una vez que se agotaron todas las esperanzas para los familiares de los mineros atrapados, los nulos resultados eclipsaron totalmente la imagen de la funcionaria. La coordinadora de Protección después afirmó a los familiares que el tiempo para sacar los cuerpos sería de 11 meses. Sin embargo, los restos de los mineros atrapados en el Pinabetes a la fecha no han sido recuperados. Pese a los nulos resultados y las fuertes críticas, Laura Velázquez se mantuvo en el cargo.
Con relación al huracán Otis, Laura Velásquez como coordinadora de Protección Civil durante la mañanera se dedicó a hacer un recuento de la larga lista de daños, sin embargo deja mucho que desear, cuando en vez de informar sobre la lista de muertos y desaparecidos, su acción urgente debió a ver sido alertar a la población sobre la gravedad del meteoro, lo que significó la pérdida de valiosísimas horas para prevenir no solo a la población de la llegada del huracán a fin de lograr su evacuación, sino a miles de turistas que fueron sorprendidos por la violencia del ciclón en sus hoteles y, que como se aprecia en las imágenes devasto parte de ellos, con la posible pérdida de vidas humanas.
Laura Velásquez Alzúa, con su falta de experiencia e inacción, es el ejemplo más claro, donde la combinación entre la tragedia y la improvisación, arrojan resultados funestos. Ahora, además de enfrentar la emergencia, el reto mayor en Acapulco no está en reconstruirlo, sino en reinventarlo. Si no, al tiempo.
* Presidente del Consejo Nacional de Defensa a la Ciudadanía A.C.