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El consumo frecuente de cocaína disminuye el flujo sanguíneo y aumenta el riesgo de infartos cerebrales y cardíacos, así como embolias y daño en otras partes del organismo, informó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell-Ramírez.
En la sección “Adicciones y salud colectiva”, durante la conferencia de prensa matutina que encabezó el presidente Andrés Manuel López Obrador, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud precisó que, en el ámbito social, el consumo de cocaína afecta la capacidad de relacionarse y la persona adicta puede involucrarse en el crimen por la necesidad de obtenerla.
Subrayó que la Estrategia Nacional para la Prevención de las Adicciones (ENPA) Juntos por la Paz promueve espacios para proporcionar a las personas y a las comunidades factores protectores, como la práctica de la actividad física y eventos culturales, donde las y los jóvenes encuentren conexiones sociales, sentido a la vida y lazos afectivos para descubrir su identidad en un entorno de amor, comprensión e inclusión.
Explicó que la cocaína, al igual que las metanfetaminas, son sustancias psicoactivas que ocasionan rápida dependencia e inducen a la violencia cuando la persona carece de ellas. No hay final feliz en el consumo de las drogas; “tienen un lado muy profundo y muy grande de sufrimiento, y ese sufrimiento está en el origen de las adicciones, pero también está en sus consecuencias”.
Expuso que el consumo continuo de cocaína produce grandes estragos en la salud: cuando es aspirada ocasiona pérdida del olfato, sangrado nasal, problemas para deglutir o para tragar alimentos o agua.
En forma ingerida puede provocar grave deterioro del aparato gastrointestinal y necrosis; a largo plazo causa diarreas y alteraciones de la digestión, e incluso es una causa de urgencia quirúrgica. Fumada genera tos, dificultad respiratoria, asma y neumonías, con el riesgo de fallecimiento.
Por vía intravenosa, aumenta la posibilidad de que las personas usuarias compartan las jeringas, por lo que puede ser una vía para contraer infecciones como el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y hepatitis C, así como bacterias que pueden causar endocarditis y septicemia.
López Gatell-Ramírez indicó que existen fuentes de estímulo para inducir la adicción a la cocaína, como el alcoholismo en el seno familiar o social, y relacionarse con personas o amistades que consumen esta droga. Sin embargo, se pueden generar factores de protección con vigilancia empática, estrecha, amistosa, cariñosa y afectiva hacia las personas jóvenes.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud dijo que el origen de las adicciones y sus consecuencias se relacionan con la desigualdad social y marginación que se acumuló a lo largo de los periodos donde el modelo social era de exclusión, con concentración de la riqueza en unos cuantos.
Las personas que deseen orientación o información sobre la prevención y atención de las adicciones pueden llamar al número telefónico de la Línea de la Vida 800 911 2000.