Por Guillermo Pimentel Balderas
En el marco del Congreso Nacional de la CNPA, el senador José Narro Céspedes notificó que llevarán a cabo jornada nacional de lucha por aprobación de reformas constitucionales aún pendientes. Cambio al artículo 27 constitucional de 1992, condenó a los campesinos a pobreza y marginación; rezago agrario y despojos permanecen impunes, sentenció.
El sector agrario ha sido uno de los más devastados por las políticas neoliberales. A partir de 1988 se destruyeron mecanismos que resultaban fundamentales para el desarrollo agrario, se orientó el apoyo público a la manipulación electoral y se propició el vaciamiento poblacional del agro, sentenció el senador José Narro Céspedes, en el marco del Congreso Nacional de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), organización que preside.
Reunidos en la Sala de Armas “Fernando Montes de Oca”, de la Ciudad Deportiva, en la ciudad de México y, ante un auditorio con más de tres mil personas, el legislador por Zacatecas recalcó que el campo, pese a los esfuerzos de los gobiernos del PRI y el PAN, no ha muerto. Por lo que, notificó que la CNPA (organización campesina que se mantiene viva y en pie de lucha), llevará a cabo una jornada nacional de lucha por la aprobación de las “reformas constitucionales y legales” que aún están pendientes para lograr llevar justicia al campo.
“No hemos logrado aún remontar por completo los problemas que nos heredó el régimen de corrupción, particularmente la reforma al artículo 27 constitucional de 1992. Esa reforma condenó a los campesinos a la pobreza, a la marginación y a la nula protección de sus derechos agrarios”, dijo y aseveró que los tribunales (agrarios) continúan siendo cómplices de caciques, de los dueños del dinero y los problemas de la tierra no se resuelven aún: el rezago agrario y los despojos continúan impunes”, sentenció.
En referencia a la postura agraria de la organización que preside, mencionó que está consciente de que se requieren recursos para incrementar la producción, “sin embargo, hacemos énfasis en que la política pública hacia el campo debe ser en primer instancia en defensa de la tierra, defensa del agua, del medio ambiente de los derechos de las y los campesinos. Llevando justicia a las comunidades indígenas y campesinas, la producción y la paulatina salida de la pobreza en esos lugares será una realidad”, aseveró.
El senador Narro Céspedes refirió que luchan por los derechos de los trabajadores con libertad sindical plena, por el derecho a la equidad, igualdad sustantiva y por una vida libre de violencia. Por esto, “México vive una revolución pacífica que busca invertir el orden impuesto por los gobiernos pasados, los cuales centraban sus esfuerzos y corruptelas en acrecentar la riqueza de unos cuantos y desde la comodidad administrar la fuerza laboral y la pobreza de la gran mayoría”.
Subrayó que desde la CNPA “debemos trabajar para acabar con modelos de producción que impulsa la agricultura extensiva, atrasada, depredadora, contaminadora y de erosión a una agricultura sustentable que produzca alimentos sanos y establezca una relación de respeto y armonía con el medio ambiente para lograr la autosuficiencia alimentaria”.
Cuestionó que en el campo se padece sequía por falta de agua, pero también sequía por falta de crédito. “Miles de hectáreas, cuatro millones de hectáreas, se han dejado sembrar porque no hay una política suficiente e importante para impulsar el campo mexicano.
“Sin embargo, quedan aún muchos pendientes. Necesitamos avanzar en los derechos y la consulta a los pueblos indígenas mexicanos. Urge aprobar reformas que permitan que el derecho al territorio, a la consulta y a la autonomía de los pueblos indígenas se hagan realidad”.
Agregó que están conscientes de que se requieren recursos para incrementar la producción, “sin embargo, hacemos énfasis en que la política pública hacia el campo debe ser en primer instancia en defensa de la tierra, defensa del agua, del medio ambiente de los derechos de las y los campesinos. Llevando justicia a las comunidades indígenas y campesinas, la producción y la paulatina salida de la pobreza en esos lugares será una realidad”, enfatizó.
Las comunidades indígenas, que han vivido desde hace siglos la opresión, el saqueo y la discriminación, padecieron con particular intensidad esta ofensiva. Las políticas oficiales pasadas favorecieron la implantación de las agroindustrias y los megaproyectos y han condenado al abandono a comuneros, ejidatarios y pequeños propietarios.
Ello no sólo ha resultado desastroso para los propios campesinos sino para el resto del país: actualmente México importa casi la mitad de los alimentos que consume, así como la mayor parte de los insumos, maquinaria, equipo y combustibles para la agricultura.
Tenemos que seguir construyendo una sociedad cada vez más inclusiva y tolerante, justa y digna, adujo al momento de mencionar que los objetivos del movimiento de la Cuarta Transformación no pueden convertirse en realidad si no se garantiza la Soberanía y la Seguridad Alimentaria nacional.
Indicó que debe concebirse que el país sea el hogar de todas y todos, entendiendo que la justicia social desde las diferencias y el diálogo adecuado y respetuoso entre las y los mexicanos son el camino para una paz verdadera.
“Estamos todas y todos aquí reunidos para ratificar nuestro compromiso por hacer respetar nuestra soberanía y autodeterminación. Confiamos en el poder del pueblo como sujeto de transformación. Los intereses económicos del mundo hoy están puestos sobre el agua. Debemos defender al agua y a la tierra con todas nuestras fuerzas, con todo lo que tengamos a nuestro alcance. Defender a la tierra y al agua es defender nuestra vida y la de nuestro prójimo. La mejor manera de luchar contra la pobreza, la marginación y honrar la imagen histórica de nuestro general Emiliano Zapata, es llevando justicia a los ejidos y a las comunidades”, acentuó.
Cabe destacar que en el ámbito internacional el evento contó con la presencia de Judite Santos en representación del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil.