*** Que sean por oficio y no por querella
Ignacio Arellano Mora
Ante el alarmante y acelerado deterioro que se está dando en los recursos naturales del país por la deforestación para crear tierras de cultivo, nuevas áreas urbanizadas, o para sostener el mercado negro de tráfico de especies vivas o recursos maderables y forestales
La diputada federal Edna Gisel Díaz Acevedo presentó ante el Pleno la iniciativa para hacer que los delitos ambientales se persigan por oficio y no por querella como sucede actualmente.
La legisladora federal argumentó, actualmente, el Código Penal Federal prevé expresamente que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), “está facultada para formular querellas en los delitos cometidos en contra de la gestión ambiental, y ello le permite otorgar el perdón de manera discrecional quedando la parte ofendida, sin restauración del daño causado”.
En este sentido, la legisladora michoacana citó que -directa o indirectamente- es la sociedad quien queda sin justicia en virtud de que el resultado afecta al ambiente de todos.
“La consecuencia es que las personas señaladas como responsables de un ilícito que pudiera constituir un delito ambiental, regularmente se defienden en el procedimiento administrativo de imposición de sanciones e impugnan la resolución emitida, a través de los medios que la legislación les permite, sin que se realicen las medidas correctivas ordenadas por la Profepa”.
Incluso, refirió, sin llegar a un convenio que tenga como objeto la realización de acciones de restauración o de compensación de los daños, en virtud de que tal decisión implicaría la aceptación tácita de la conducta típica.
Con esta reforma, agregó, estoy convencida de que daremos un paso más en esta tarea de protección a nuestro medio ambiente mediante el fortalecimiento y disuasión a las acciones delictivas.
“Hoy, las imágenes satelitales nos permiten ver que, lo que antes eran extensiones de ricos bosques, están desertificadas. Máquinas y trascabos entran en selvas y bosques para crear tierras de cultivo, nuevas áreas urbanizadas, o bien, a sostener las nefastas economías del mercado negro, con el tráfico de especies vivas o de recursos maderables y forestales”.
México, recalcó, enfrenta una devastación enorme, legal o ilegal. El impulso de grandes obras de infraestructura, ha tocado siempre lo que eran santuarios protegidos, y recursos que llevó millones de años de formación a la naturaleza.
Ejemplificó, la Selva Lacandona: “tomó a la naturaleza, mantenerla por 230 mil años. Hoy, sólo le quedan 500 mil hectáreas: En 15 años se ha perdido más del 70 por ciento de su territorio”.
En el mismo sentido, refirió, todos quedamos admirados por la migración de una especie emblemática para nuestro país, como es la mariposa Monarca en los santuarios de Michoacán o del Estado de México.
“Los bosques de oyamel, de mi Estado, son un conglomerado al que se ha llamado”, agregó, “reserva de la Biósfera”. Esos bosques tienen más de 5 mil años de formación. Los oyameles pueden tener una expectativa de vida que va desde 150 a 500 años.
En una década, se ha reducido hasta en un 60 por ciento y, de continuar bajo ese ritmo, en el 2060 habrá desaparecido el 90 por ciento de su superficie, condenando irremediablemente a la extinción de las mariposas que viajan desde Canadá a nuestro territorio.
Otros dos gravísimos problemas, agregó, son prácticas se fomentan por todos los niveles de gobierno, organismos y asociaciones, como es la tala de grandes extensiones en México por el cambio de uso de suelo, para convertir los bosques en campos de cultivo; o que el 70 por ciento del mercado nacional de madera, tiene procedencia ilegal.
En este tenor, la perredista aseveró finalmente que la deforestación desmedida e ilegal, empeora las condiciones ante los efectos adversos del Cambio Climático. Los bosques juegan un papel fundamental para la regulación del clima.
“Nada, absolutamente nada que contribuya a este propósito, será ocioso. Dejemos de pavimentar el camino hacia el caos climático y, con esta propuesta, busquemos una nueva manera de hacer las cosas; tener altura de miras con la convicción de que nuestra casa en común y nuestros recursos, deben tener siempre esta perspectiva legislativa verde por nuestro presente y por el futuro de las próximas generaciones”, remató.